Venezuela ha entrado a formar parte oficialmente del Mercado Común del Sur, más conocido como Mercosur. Sin embargo, su ingreso no ha estado exento de polémica tanto dentro como fuera de Latinoamérica, cuyo bloque regional queda económicamente robustecido con este nuevo aliado directo.
El Mercosur nació en 1991 con el fin de crear una organización capaz de velar por los intereses de los países latinoamericanos, a imagen y semejanza de la primitiva Comunidad Económica Europea. Actualmente, está formado por Argentina, Brasil, Uruguay, Paraguay y, ahora, Venezuela. También tiene como países asociados a Bolivia, Perú, Chile, Colombia y Ecuador.
Venezuela firmó un protocolo de adhesión en 2006, aunque ha sido ahora cuando ha logrado la aceptación de sus socios. La polémica viene dada por el papel de Paraguay en la votación.
Tras la destitución de Fernando Lugo en Paraguay, Latinoamérica se dividió entre los que consideraban este acto un golpe de estado y los que defendían que era un procedimiento legal, a pesar de que se le negara al acusado el derecho de defensa propia.
Mercosur tomó una posición clara, a pesar de que los diplomáticos brasileños evitaron en su mayoría usar el término "golpe de estado". Se suspendió a Paraguay y se le relegó en la organización, incluyendo la votación de la adhesión definitiva, que debía ser unánime.
Y aquí viene la polémica. Según los detractores de la entrada de Venezuela en la organización, la Convención de Viena de 1969 aclara que cuando en un tratado se suspende a una de las partes, lo que efectivamente se suspende es el cumplimiento de los derechos y obligaciones que tienen que ver con las relaciones mutuas, no otros, como las relaciones con terceros.
Sobre la ilegalidad de la entrada de Venezuela también han dudado personajes tan importantes como los respetados embajadores brasileños Luis Felipe Lampreia y Rubens Barboza; el vicepresidente de Uruguay, Danilo Astori; y el internacionalista oriental Heber Arbuet, entre muchos otros. Sin embargo, el presidente uruguayo, José Mujica, reconoció que "lo político supera ampliamente a lo jurídico" en este asunto.
La posición de Mujica no es sorprendente si se tiene en cuenta que Uruguay importa un gran volumen de productos relacionados con el petróleo de Venezuela. De hecho, es uno de los principales países de los que importa productos.
Por tanto, no es de extrañar que Mujica quiera mejorar sus relaciones con el país caribeño y llegar a acuerdos comerciales beneficiosos para su país. Por su parte, Argentina y Brasil consiguen aumentar su volumen de exportaciones al país bolivariano.
En cuanto a Venezuela, se convierte en la tercera potencia del Mercosur (supondrá casi un 10 por ciento del PIB del bloque), aumenta su influencia tanto a nivel internacional como regional y Chávez consigue una victoria política ante sus votantes.
La entrada de Venezuela a Mercosur es un punto de inflexión en la historia de esta organización. A nivel económico, supone la apertura tanto al mundo como a la región de un importante país exportador de petróleo. A nivel político, supone la aceptación o, al menos, la tolerancia de las tesis bolivarianas, y que puede favorecer nuevos ingresos, como podría ser el caso de Bolivia, otro país cercano a las tesis bolivarianas y que creció un 5 por ciento en 2011, según datos del FMI.
Mercosur se postula como una de las grandes potencias mundiales, con todos sus países creciendo económicamente y volviendo a adueñarse de sus propios recursos, en un momento en que Occidente está en clara decadencia. Hay que seguir observando a la joven Latinoamérica.
El Mercosur nació en 1991 con el fin de crear una organización capaz de velar por los intereses de los países latinoamericanos, a imagen y semejanza de la primitiva Comunidad Económica Europea. Actualmente, está formado por Argentina, Brasil, Uruguay, Paraguay y, ahora, Venezuela. También tiene como países asociados a Bolivia, Perú, Chile, Colombia y Ecuador.
Venezuela firmó un protocolo de adhesión en 2006, aunque ha sido ahora cuando ha logrado la aceptación de sus socios. La polémica viene dada por el papel de Paraguay en la votación.
Tras la destitución de Fernando Lugo en Paraguay, Latinoamérica se dividió entre los que consideraban este acto un golpe de estado y los que defendían que era un procedimiento legal, a pesar de que se le negara al acusado el derecho de defensa propia.
Mercosur tomó una posición clara, a pesar de que los diplomáticos brasileños evitaron en su mayoría usar el término "golpe de estado". Se suspendió a Paraguay y se le relegó en la organización, incluyendo la votación de la adhesión definitiva, que debía ser unánime.
Y aquí viene la polémica. Según los detractores de la entrada de Venezuela en la organización, la Convención de Viena de 1969 aclara que cuando en un tratado se suspende a una de las partes, lo que efectivamente se suspende es el cumplimiento de los derechos y obligaciones que tienen que ver con las relaciones mutuas, no otros, como las relaciones con terceros.
Sobre la ilegalidad de la entrada de Venezuela también han dudado personajes tan importantes como los respetados embajadores brasileños Luis Felipe Lampreia y Rubens Barboza; el vicepresidente de Uruguay, Danilo Astori; y el internacionalista oriental Heber Arbuet, entre muchos otros. Sin embargo, el presidente uruguayo, José Mujica, reconoció que "lo político supera ampliamente a lo jurídico" en este asunto.
La posición de Mujica no es sorprendente si se tiene en cuenta que Uruguay importa un gran volumen de productos relacionados con el petróleo de Venezuela. De hecho, es uno de los principales países de los que importa productos.
Por tanto, no es de extrañar que Mujica quiera mejorar sus relaciones con el país caribeño y llegar a acuerdos comerciales beneficiosos para su país. Por su parte, Argentina y Brasil consiguen aumentar su volumen de exportaciones al país bolivariano.
En cuanto a Venezuela, se convierte en la tercera potencia del Mercosur (supondrá casi un 10 por ciento del PIB del bloque), aumenta su influencia tanto a nivel internacional como regional y Chávez consigue una victoria política ante sus votantes.
La entrada de Venezuela a Mercosur es un punto de inflexión en la historia de esta organización. A nivel económico, supone la apertura tanto al mundo como a la región de un importante país exportador de petróleo. A nivel político, supone la aceptación o, al menos, la tolerancia de las tesis bolivarianas, y que puede favorecer nuevos ingresos, como podría ser el caso de Bolivia, otro país cercano a las tesis bolivarianas y que creció un 5 por ciento en 2011, según datos del FMI.
Mercosur se postula como una de las grandes potencias mundiales, con todos sus países creciendo económicamente y volviendo a adueñarse de sus propios recursos, en un momento en que Occidente está en clara decadencia. Hay que seguir observando a la joven Latinoamérica.
RAFAEL SOTO