Las plataformas de televisión de pago están llevando a cabo una ofensiva comercial de dudosa ética coincidiendo con el anunciado ajuste del espacio radioeléctrico español. Les pongo en situación: suena el teléfono fijo de mi domicilio particular y un operador de acento hispanoamericano se presenta como comercial de Canal Plus España. Me pregunta si tengo contratados los servicios de televisión de pago de Canal Plus y, amablemente, le hago saber que no dispongo de los mismos ni tengo intención de contratarlos.
Tras rechazar la propuesta comercial, me dispongo a dar la conversación por terminada cuando, al otro lado del teléfono, insisten: “Estos días van a quitar los canales de la TDT y serán todos de pago como usted puede ver en las noticias y en los periódicos. ¿Es que usted no se ha enterado? Se va a quedar sin televisión en casa”, asegura el supuesto comercial.
Ante esta afirmación, me planto ante el operador. Le lanzo claramente una pregunta para confirmar si se trata de un error de interpretación o si, por el contrario, el comercial que tengo al otro lado del teléfono está utilizando una mentira como reclamo para forzar la contratación de determinados servicios de televisión de pago.
—Oiga, ¿está usted diciendo que van a quitar la TDT?
—Sí, el Gobierno va a quitar la TDT en los próximos días, por eso le ofrecemos una promoción especial. Si usted contrata ahora Canal Plus, que incluye...
El supuesto comercial continúa la falsa. Me permito cortarle para indicarle que está mintiendo.
—¿Es consciente de que está mintiendo para vender unos servicios de pago?
Para sorpresa de quien pregunta, al otro lado del teléfono suben el tono de voz:
—Usted va a ver, usted va a ver: tengo anotado su teléfono y le van a quitar la TDT.
La actitud, impropia de un comercial, levanta entonces todas mis sospechas. Le hago saber que sé de lo que hablo. Le censuro que pretenda, desde el engaño y la irregularidad de sus acciones, obligar a otras personas a contratar la televisión de pago. El operador no atiende a mis palabras. Da por terminada la conversacón y pone fin a la llamada.
La Televisión Digital Terrestre (TDT) seguirá siendo gratuita. Es un servicio público al que seguirán teniendo acceso salvo que, en el peor de los casos, le robasen la antena de su casa. No tienen que contratar la televisión de pago forzados por unos argumentos fraudulentos.
Escribo estas letras para evitar que otras personas puedan verse afectadas por este fraude. Alerten a las personas mayores –indenfensas ante este tipo de llamadas telefónicas- de que es falso que la televisión en abierto vaya a desaparecer. No den sus datos personales ni los bancarios.
Las cadenas de la TDT cambiarán su frecuencia en 2014 en un ajuste que no supone la desaparición de la oferta televisiva actual sino su disposición en un nuevo espacio. Una nueva búsqueda o resintonización solventará el ajuste en cada receptor TDT.
Tras rechazar la propuesta comercial, me dispongo a dar la conversación por terminada cuando, al otro lado del teléfono, insisten: “Estos días van a quitar los canales de la TDT y serán todos de pago como usted puede ver en las noticias y en los periódicos. ¿Es que usted no se ha enterado? Se va a quedar sin televisión en casa”, asegura el supuesto comercial.
Ante esta afirmación, me planto ante el operador. Le lanzo claramente una pregunta para confirmar si se trata de un error de interpretación o si, por el contrario, el comercial que tengo al otro lado del teléfono está utilizando una mentira como reclamo para forzar la contratación de determinados servicios de televisión de pago.
—Oiga, ¿está usted diciendo que van a quitar la TDT?
—Sí, el Gobierno va a quitar la TDT en los próximos días, por eso le ofrecemos una promoción especial. Si usted contrata ahora Canal Plus, que incluye...
El supuesto comercial continúa la falsa. Me permito cortarle para indicarle que está mintiendo.
—¿Es consciente de que está mintiendo para vender unos servicios de pago?
Para sorpresa de quien pregunta, al otro lado del teléfono suben el tono de voz:
—Usted va a ver, usted va a ver: tengo anotado su teléfono y le van a quitar la TDT.
La actitud, impropia de un comercial, levanta entonces todas mis sospechas. Le hago saber que sé de lo que hablo. Le censuro que pretenda, desde el engaño y la irregularidad de sus acciones, obligar a otras personas a contratar la televisión de pago. El operador no atiende a mis palabras. Da por terminada la conversacón y pone fin a la llamada.
La Televisión Digital Terrestre (TDT) seguirá siendo gratuita. Es un servicio público al que seguirán teniendo acceso salvo que, en el peor de los casos, le robasen la antena de su casa. No tienen que contratar la televisión de pago forzados por unos argumentos fraudulentos.
Escribo estas letras para evitar que otras personas puedan verse afectadas por este fraude. Alerten a las personas mayores –indenfensas ante este tipo de llamadas telefónicas- de que es falso que la televisión en abierto vaya a desaparecer. No den sus datos personales ni los bancarios.
Las cadenas de la TDT cambiarán su frecuencia en 2014 en un ajuste que no supone la desaparición de la oferta televisiva actual sino su disposición en un nuevo espacio. Una nueva búsqueda o resintonización solventará el ajuste en cada receptor TDT.
JUAN C. ROMERO
