Montemayor Digital se hace eco en su Buzón del Lector de un artículo remitido por José Miguel Delgado, coordinador de la Plataforma Andaluza de Defensa del Sistema de Dependencia y Servicios Sociales, sobre las últimas medidas adoptadas por el Gobierno que preside Mariano Rajoy. Si desea participar en esta sección, puede enviar un correo electrónico a nuestra dirección montemayordigital@gmail.com exponiendo su queja, comentario o sugerencia. Si lo desea, puede acompañarla también de alguna fotografía.
Vivimos tiempos complicados. Desde que hace unos años la odiosa crisis económica comenzara a dejarse ver por nuestras vidas, el ambiente, el mundo en general, ha tomado un tono gris y lúgubre que está ahogando las voluntades de todo el que se encuentra. De camino, nos hemos hecho expertos en términos como "prima de riesgo" o "déficit", conceptos que han copado cualquier rincón que la actualidad real tuviera a disposición del devenir de los días. Parece que no hay absolutamente ninguna noticia que no se refiera al rescate de tal o cual país o a la actitud de Alemania ante las necesidades de los países que peor lo pasan.
Pero esta odiosa inercia no nos deja pensar en lo que verdaderamente nos está pasando a todos. Obnubilados por este tipo de historias, nos dejamos llevar por esta corriente y su erosión, olvidando así la verdadera naturaleza de lo que nos está ocurriendo.
Desde hace un tiempo, estamos viendo unas actitudes en el Gobierno de la Nación que poco o nada tienen que ver con la situación que estamos viviendo y que, a poco que rasquemos sobre su discurso, nos daremos cuenta de que para nada van dirigidos a sacar a las familias y a las personas del infierno al que han sido empujadas.
Porque, no nos olvidemos, no caigamos en el rastrero e inhumano juego al que está jugando la derecha de este país: las personas, las familias, los trabajadores... no somos los culpables de esta “crisis”. Nosotros no especulamos con los bienes de otros; nosotros no usamos las necesidades de otros para enriquecernos más y poder seguir haciendo negocio con el sufrimiento; nosotros no pusimos nuestra alma en venta para conseguir mayor beneficio.
Todos los días estamos leyendo en los periódicos noticias sobre los recortes del Decreto 20/2012 de 13 de julio o sobre las repercusiones que están generando los Presupuestos Generales del Estado sobre el funcionamiento de las empresas o de las comunidades autónomas. Que si "techo de gasto", que si "capacidad de endeudamiento"...
Sinceramente, creo que el problema fundamental es que sufrimos un Gobierno que ha vendido el alma de sus ciudadanos. Encontramos noticias como que la señora Cospedal no moverá un dedo para solucionar la situación de una familia que tiene en su seno a tres personas dependientes –una de ellas el padre, en silla de ruedas y enfermo de cáncer, padre de dos niños con dependencia, que ha decidido no tomar su medicación para poder dar de comer a sus hijos, ya que no tiene dinero para comprarla-.
A diario nos topamos con realidades como que una persona en situación grave de dependencia no será atendida hasta dentro de dos años porque así lo estipuló el Decreto 20/2012. Y su familia responde: “lo que quieren es que se muera”. Y no les falta razón ni motivos para pensarlo.
Vemos cómo se deja sin cobertura sanitaria a personas que han tenido que escapar de su país o a jóvenes que no han tenido la oportunidad de encontrar un empleo. Vemos cómo el cinismo y la prepotencia de un ministro sirven para ningunear a padres, alumnos y profesores con el único afán de poder convertir en nicho de negocio la educación.
Esto, sinceramente, sólo es capaz de hacerlo un Gobierno sin alma, un Gobierno que actúa en ausencia del alma de sus ciudadanos, porque se la robó y vendió al mejor postor. Por eso, no debemos quedarnos impasibles ante este robo, ante la crueldad e infamia de este Gobierno.
Platón dijo: “el precio de desentenderse de la política es ser gobernado por los peores hombres”. Eso es lo que ha pasado. Nos han robado el alma, las ganas de luchar, el ánimo… y eso ha dejado un espacio que está siendo usurpado por “los peores hombres”. Es hora de recuperarlo, de volver a la pelea y de recuperar nuestras almas.
Vivimos tiempos complicados. Desde que hace unos años la odiosa crisis económica comenzara a dejarse ver por nuestras vidas, el ambiente, el mundo en general, ha tomado un tono gris y lúgubre que está ahogando las voluntades de todo el que se encuentra. De camino, nos hemos hecho expertos en términos como "prima de riesgo" o "déficit", conceptos que han copado cualquier rincón que la actualidad real tuviera a disposición del devenir de los días. Parece que no hay absolutamente ninguna noticia que no se refiera al rescate de tal o cual país o a la actitud de Alemania ante las necesidades de los países que peor lo pasan.
Pero esta odiosa inercia no nos deja pensar en lo que verdaderamente nos está pasando a todos. Obnubilados por este tipo de historias, nos dejamos llevar por esta corriente y su erosión, olvidando así la verdadera naturaleza de lo que nos está ocurriendo.
Desde hace un tiempo, estamos viendo unas actitudes en el Gobierno de la Nación que poco o nada tienen que ver con la situación que estamos viviendo y que, a poco que rasquemos sobre su discurso, nos daremos cuenta de que para nada van dirigidos a sacar a las familias y a las personas del infierno al que han sido empujadas.
Porque, no nos olvidemos, no caigamos en el rastrero e inhumano juego al que está jugando la derecha de este país: las personas, las familias, los trabajadores... no somos los culpables de esta “crisis”. Nosotros no especulamos con los bienes de otros; nosotros no usamos las necesidades de otros para enriquecernos más y poder seguir haciendo negocio con el sufrimiento; nosotros no pusimos nuestra alma en venta para conseguir mayor beneficio.
Todos los días estamos leyendo en los periódicos noticias sobre los recortes del Decreto 20/2012 de 13 de julio o sobre las repercusiones que están generando los Presupuestos Generales del Estado sobre el funcionamiento de las empresas o de las comunidades autónomas. Que si "techo de gasto", que si "capacidad de endeudamiento"...
Sinceramente, creo que el problema fundamental es que sufrimos un Gobierno que ha vendido el alma de sus ciudadanos. Encontramos noticias como que la señora Cospedal no moverá un dedo para solucionar la situación de una familia que tiene en su seno a tres personas dependientes –una de ellas el padre, en silla de ruedas y enfermo de cáncer, padre de dos niños con dependencia, que ha decidido no tomar su medicación para poder dar de comer a sus hijos, ya que no tiene dinero para comprarla-.
A diario nos topamos con realidades como que una persona en situación grave de dependencia no será atendida hasta dentro de dos años porque así lo estipuló el Decreto 20/2012. Y su familia responde: “lo que quieren es que se muera”. Y no les falta razón ni motivos para pensarlo.
Vemos cómo se deja sin cobertura sanitaria a personas que han tenido que escapar de su país o a jóvenes que no han tenido la oportunidad de encontrar un empleo. Vemos cómo el cinismo y la prepotencia de un ministro sirven para ningunear a padres, alumnos y profesores con el único afán de poder convertir en nicho de negocio la educación.
Esto, sinceramente, sólo es capaz de hacerlo un Gobierno sin alma, un Gobierno que actúa en ausencia del alma de sus ciudadanos, porque se la robó y vendió al mejor postor. Por eso, no debemos quedarnos impasibles ante este robo, ante la crueldad e infamia de este Gobierno.
Platón dijo: “el precio de desentenderse de la política es ser gobernado por los peores hombres”. Eso es lo que ha pasado. Nos han robado el alma, las ganas de luchar, el ánimo… y eso ha dejado un espacio que está siendo usurpado por “los peores hombres”. Es hora de recuperarlo, de volver a la pelea y de recuperar nuestras almas.
JOSÉ MIGUEL DELGADO