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¡Ya era hora!

¡Ya era hora! Sí, sí, ya era hora de que la izquierda andaluza, la que representa políticamente el PSOE y sindicalmente UGT y CCOO, se pusieran de acuerdo en realizar un ejercicio de autocrítica, tomando como referente la celebración del Día de Andalucía, que conmemoramos mañana. El más rotundo de todos ha sido el secretario provincial de los socialistas cordobeses, Juan Pablo Durán, al afirmar que “hoy más que nunca es el momento oportuno para reivindicar una Andalucía libre e igualitaria”.

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Casi treinta años ha tardado el PSOE-A para reconocer que, efectivamente, no vivimos en una Andalucía libre y que la igualdad es un concepto que aún estamos muy lejos de alcanzar, gracias a la gestión de unos dirigentes, precisamente socialistas –desconozco si ya se ha llevado el tirón de orejas- que han impedido que la libertad intelectual de los andaluces, la que nos debe abrir las puertas del resto de libertades, sea una realidad, y que la igualdad, la de oportunidades que es la que realmente tiene valor, haya tomado carta de naturaleza entre un pueblo con graves desajustes sociales, paliados, sólo paliados, como todos sabemos, por ayudas y subsidios.

Pero mucho me temo que el personaje en cuestión pretenda, con su reivindicación, elevar el punto de mira de su disparo, dirigiéndose al blanco del actual Gobierno de la Nación, olvidándose –digo yo que interesadamente- de que, en los últimos treinta años, veinte los han sido de Gobierno nacional del PSOE.

Y en todo caso, señor Durán, ustedes que apuestan tanto por el autonomismo, que se les llena la boca de Blas Infante y la patria andaluza, supongo yo que reconocerán que alguna parte de culpa tendrán en ese más del 30 por ciento de andaluces en paro –muy por encima de la media nacional-, de los elevados índices de fracaso escolar o de los niveles de pobreza que muchos de sus paisanos viven. Vamos, de indicativos que no vienen de hace tres días ni un año, sino que venimos arrastrando desde siempre, manteniendo diferenciales con el resto de comunidades autónomas que nos lastran en nuestro desarrollo libre e igualitario.

Pero claro, como sus fracasos los resuelven justificando –en base a la libertad de expresión- la presencia en un aula de un colegio público andaluz de una foto del ministro de Educación con dos tiros en la frente, así nos va y así les ira a las futuras generaciones que ahora deberían estar formándose.

Y qué quieren que les diga. El lema utilizado por la izquierda sindical, la conformada por UGT y CCOO, me parece del todo elocuente: "Por Andalucía. Derechos, empleo y dignidad".

Una clara declaración de guerra al Gobierno de José Antonio Griñán incapaz, según el lema sindicalista, de garantizar en nuestra comunidad la dignidad, el empleo y los derechos de los ciudadanos, como, por otra parte, llevan razón.

Pero no. No seamos ilusos tampoco. Los sindicatos de clase también prefieren ver la paja ajena, a la que apuntar, que la viga propia, a la que tendrían mucho más fácil el acertar. Y para ellos, la suerte de todos estos males –indignidad, desempleo y pérdida de derechos sociales- viene de Madrid, como si el déficit andaluz se hubiese generado en la Castellana, el modelo educativo de los andaluces lo desarrollasen desde Bravo Murillo, las pérdidas de puestos de trabajo se programasen desde la calle Alcalá y los ERE irregulares de la Consejería de Empleo se hubiesen gestado en la Gran Vía madrileña.

Al final UGT y CCOO irán de la mano del PSOE. Coincidirán –mantienen intereses mutuos- en la manifestación del 28-F, como lo harán en sus críticas a Rajoy, jorobándonos, una vez más, el título de este artículo. Y es que resulta cierto que no hay peor ciego que aquel que no quiere ver. ¡Qué le vamos a hacer!

ENRIQUE BELLIDO
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