La historia se repite una y otra vez. Con frecuencia, las personas que ocupan los mismos cargos tienden a llevar vidas paralelas. Esto viene a cuento del escándalo que asola Francia estos días a raíz de descubrirse que su presidente François Hollande está unido sentimentalmente a Valerie Trierweiler y, al mismo tiempo, mantiene una relación con la actriz Julie Gayet.
Estos acontecimientos son una curiosa repetición de los vividos hace 30 años en el mismo palacio del Eliseo. Entonces, el presidente se llamaba también François, aunque el apellido era Miterrand. Político de carisma, tuvo la destreza de ser consciente desde el primer momento de que la tormentosa vida privada que llevaba necesitaba estar escondida detrás de un tupido velo para que la opinión pública la desconociera y no le impidiera ser reelegido unos años después.
Miterrand estaba casado legalmente, pero cerca de su despacho tenía una casa en la que vivían Anne Pingeot, su amante, y Mazarine, su hija. Nadie conocía su existencia, para lo que encargó a su espía privado, François de Grossouver, que se encargara de que la prensa nunca publicara esa relación.
Miterrand sabía que ese secreto y otros que mantenía alejados de sus votantes exigían un servicio de inteligencia propio, para lo que no le servía el espionaje francés. Así que creó la llamada "Célula del Elíseo" para que se ocupara de sus asuntos personales.
Y lo consiguió. No solo mantuvo en secreto su vida privada, sino que consiguió evitar que el pueblo francés descubriera que padecía un cáncer que le impedía trabajar normalmente y que si hubiera sido conocido seguro que habría impedido su reelección como presidente de la república.
Una vez que consiguió ganar de nuevo unas elecciones, todo se supo, pero ya poco le importaba. Hollande ha sido más honesto y la bomba le ha estallado en las manos. Ah, como pasa en todos estos asuntos, sería muy interesante saber quién o quiénes han sido los que filtraron la relación a los medios de comunicación. Sin duda, sus enemigos.
Estos acontecimientos son una curiosa repetición de los vividos hace 30 años en el mismo palacio del Eliseo. Entonces, el presidente se llamaba también François, aunque el apellido era Miterrand. Político de carisma, tuvo la destreza de ser consciente desde el primer momento de que la tormentosa vida privada que llevaba necesitaba estar escondida detrás de un tupido velo para que la opinión pública la desconociera y no le impidiera ser reelegido unos años después.
Miterrand estaba casado legalmente, pero cerca de su despacho tenía una casa en la que vivían Anne Pingeot, su amante, y Mazarine, su hija. Nadie conocía su existencia, para lo que encargó a su espía privado, François de Grossouver, que se encargara de que la prensa nunca publicara esa relación.
Miterrand sabía que ese secreto y otros que mantenía alejados de sus votantes exigían un servicio de inteligencia propio, para lo que no le servía el espionaje francés. Así que creó la llamada "Célula del Elíseo" para que se ocupara de sus asuntos personales.
Y lo consiguió. No solo mantuvo en secreto su vida privada, sino que consiguió evitar que el pueblo francés descubriera que padecía un cáncer que le impedía trabajar normalmente y que si hubiera sido conocido seguro que habría impedido su reelección como presidente de la república.
Una vez que consiguió ganar de nuevo unas elecciones, todo se supo, pero ya poco le importaba. Hollande ha sido más honesto y la bomba le ha estallado en las manos. Ah, como pasa en todos estos asuntos, sería muy interesante saber quién o quiénes han sido los que filtraron la relación a los medios de comunicación. Sin duda, sus enemigos.
FERNANDO RUEDA