El arte de la Brujería, o Ars Goetia, como se dice en latín, se denomina a la primera sección del grimonio Lemegeton Clavicula Salomonis, o la Llave Menor de Salomón, aparecido en el siglo XVII, o anterior. Contiene las descripciones de los 72 demonios que el Rey Salomón era capaz de evocar y confinar en un recipiente de bronce que sellaba mediante símbolos mágicos, y los obligaba a trabajar para él.
En el Ars Goetia se muestran las instrucciones para construir este contenedor de demonios, y a utilizar las fórmulas mágicas apropiadas para llamar seguramente a esos demonios. La operación dada es compleja, e incluye muchos detalles. Es desaconsejable la lectura a personas ajenas al arte de la Magia.
Se cree que el rimbombante título se refiere a los conjuros hechos por el mago extrovertido, o que realiza sus encantamientos hacia afuera. El Ars Goetia difiere de otros textos goéticos en que las entidades convocadas deben ser forzadas a obedecer, antes de pedir sus favores; incluso de una copia a otra, los nombres de los demonios difieren y reciben diferentes grafías o firmas por las que tienen que pagar lealtad.
A estas grafías se le llaman sellos, y existen tantos como libros goéticos hay en el mundo. Algunos, muy reputados, como Steganographia de Trithemius, editado hacia el año 1500, el Pseudomonarchia Daemonum de Johann Weyer, o De Praestigiis Daemonum, de 1563.
Los Magos introspectivos no necesitan recurrir a estos aliados infernales que, de existir ciertamente, tendrán que viajar a través del universo conocido o desconocido. Según ellos, los demonios más peligrosos se encuentran en el interior de los seres humanos.
Estos demonios interiores son capaces de torturar tanto a los Arquitectos de la Voluntad como a los más hábiles Magos, porque poseen la capacidad de jugar con la mente y la ilusión. Los Magos introspectivos se vuelven más poderosos al luchar contra sus debilidades y defectos.
Estos análisis introspectivos no están exentos de ciertos riesgos y no son fáciles ni placenteros. Se alimentan de las depresiones, de las esquizofrenias y paranoias. Celos irracionales, venganzas ciegas, deseos incumplidos, emociones reprimidas, deseos de hacer el mal, odios y, sobre todo, de afanes desmedidos de egoísmo y egolatría. El Mago introspectivo pierde control de esas fuerzas negativas a medida que se convierte en un enfermo depresivo y paranoico, muy peligroso.
Pero, ¿existen realmente estos demonios interiores? Los expertos en ciencias ocultas creen que sí, que poseen dos espacios vitales de influencias: el temenos, o inconsciencia colectiva, y el oneiros, o espacio onírico del Mago, donde adoptan el aspecto físico del mago, como si fuera su doble que ha recogido su lado más oscuro y desequilibrante, autodestructivo y salvaje.
Los psiquiatras, en cambio, tratan a diario en sus consultas a estos falsos Magos, tantos los extravertidos como los introvertidos. No difieren mucho de un enfermo con fuertes ataques esquizoides.
En el Ars Goetia se muestran las instrucciones para construir este contenedor de demonios, y a utilizar las fórmulas mágicas apropiadas para llamar seguramente a esos demonios. La operación dada es compleja, e incluye muchos detalles. Es desaconsejable la lectura a personas ajenas al arte de la Magia.
Se cree que el rimbombante título se refiere a los conjuros hechos por el mago extrovertido, o que realiza sus encantamientos hacia afuera. El Ars Goetia difiere de otros textos goéticos en que las entidades convocadas deben ser forzadas a obedecer, antes de pedir sus favores; incluso de una copia a otra, los nombres de los demonios difieren y reciben diferentes grafías o firmas por las que tienen que pagar lealtad.
A estas grafías se le llaman sellos, y existen tantos como libros goéticos hay en el mundo. Algunos, muy reputados, como Steganographia de Trithemius, editado hacia el año 1500, el Pseudomonarchia Daemonum de Johann Weyer, o De Praestigiis Daemonum, de 1563.
Los Magos introspectivos no necesitan recurrir a estos aliados infernales que, de existir ciertamente, tendrán que viajar a través del universo conocido o desconocido. Según ellos, los demonios más peligrosos se encuentran en el interior de los seres humanos.
Estos demonios interiores son capaces de torturar tanto a los Arquitectos de la Voluntad como a los más hábiles Magos, porque poseen la capacidad de jugar con la mente y la ilusión. Los Magos introspectivos se vuelven más poderosos al luchar contra sus debilidades y defectos.
Estos análisis introspectivos no están exentos de ciertos riesgos y no son fáciles ni placenteros. Se alimentan de las depresiones, de las esquizofrenias y paranoias. Celos irracionales, venganzas ciegas, deseos incumplidos, emociones reprimidas, deseos de hacer el mal, odios y, sobre todo, de afanes desmedidos de egoísmo y egolatría. El Mago introspectivo pierde control de esas fuerzas negativas a medida que se convierte en un enfermo depresivo y paranoico, muy peligroso.
Pero, ¿existen realmente estos demonios interiores? Los expertos en ciencias ocultas creen que sí, que poseen dos espacios vitales de influencias: el temenos, o inconsciencia colectiva, y el oneiros, o espacio onírico del Mago, donde adoptan el aspecto físico del mago, como si fuera su doble que ha recogido su lado más oscuro y desequilibrante, autodestructivo y salvaje.
Los psiquiatras, en cambio, tratan a diario en sus consultas a estos falsos Magos, tantos los extravertidos como los introvertidos. No difieren mucho de un enfermo con fuertes ataques esquizoides.
ÁLVARO RENDÓN