No era diferente de las demás. Cuatro patas, colchón, almohada. Ikea iría más lejos: la nombraría sin dudarlo, junto con el resto de los muebles del dormitorio, República. Aunque nadie en la historia le dio por preguntarle su ideología política. No iba su forma de ver el mundo tan lejos como los suecos, pero la tenía en alta estima. Una vez fuera de sus fronteras, todo era confuso. Sin tener prueba alguna, en más de una ocasión tuvo la certeza de que únicamente estábamos despiertos en la cama.
Los periódicos no hacían otra cosa que darle la razón. En Internacional, en un país muy lejano, tierra de oportunidades y hamburguesas, su presidente no ponía mucho empeño en ayudar a la población que carecía de los derechos básicos: trabajo o un hogar digno. Eso sí , era muy concienzudo en meter un pepino nuclear a otro presidente que vivía en la otra punta de ese extraño planeta al que cariñosamente llamaban "El Globo".
El recibidor del regalo, Bashar al-Asad el del pepino, masacraba a su población con ataques químicos. Ellos, hamburgers soldiers, son expertos, reconocidos mundialmente en localizar a ese tipo de criminales contra la humanidad. Se lo han ganado a pulso después de su gran ayuda humanitaria a Hiroshima y Nagasaki. Todo esto, años después de ganar un Nobel de la Paz. Muy bien ganado, ya que Nobel inventó la dinamita.
Dentro de las páginas de Nacional, aunque pasaba por su cabeza el cambiarse de nacionalidad, no es que fueran más coherentes las informaciones diarias. Esto hacía más divertido el despertarse, era el mayor videojuego del mundo. Eso sí, nunca supo de nadie que logrará pasárselo entero sin perder todas la vidas disponibles en el intento.
Millones gastados en el premio gordo de un sorteo olímpico que no tocó. Si no le fallaba la memoria, era la tercera vez que pasaba. Pero son humanos, es de cajón. Si te toca el premio gordo, estás a prueba de desastres de todo tipo. Que le pregunten a la potencia europea ateniense, empezaron en 2004 y no han parado. Leyes de aborto y de seguridad ciudadana al gusto de cierto gallego ilustre de profesión carnicero.
No sabía si felicitar a sus dirigentes por su empeño, o sentir pena por ellos por no saber coger una simple indirecta del destino, karma o cosmos: cada uno que escoga la terminación que prefiera. Él amaba la de tener dos dedos de frente.
Gran parte de la población no tenía asegurado poder comer mañana, las estadísticas dirán que no son tantos, pero el que hace las estadísticas come de tres a cinco comidas diarias. Juraría que es el mismo autor de "36 personas con trabajo en agosto supone mejorar el problema del paro en España". La próxima entrega "un imputado de Gürtel en la cárcel supone un duro golpe para la corrupción en España".
Lágrimas por el único gigante –llamarlo "hombre" disminuye su importancia- a favor de un mundo mejor. Impresionados no ante la importancia del hombre que yace inerte ante ellos, es un momento emocionante ya que cierta selección de fútbol ganó en ese mismo escenario un importante trofeo de hojalata dorada. Esos mismos llorones se pasarán en cuestión de segundos por el forro todo por lo que luchó el homenajeado. Perdónales Mandela, saben perfectamente lo que hacen.
Cada vez que cerraba el periódico, lo tenía claro: su futuro estaba en la cama. Lástima que no hubiese carrera universitaria para ello. Rey estaba fuera de sus posibilidades y diputado lo veía rizar el rizo: irse al sobre después de coger el sobre le parecía muy rebuscado.
Todo lo que ocurría en aquel rectángulo de matrimonio –le gustaba tener espacio de sobra- tenía mucho más sentido que lo anunciado en aquellos ríos de tinta. Si el cuerpo humano era una mayor parte agua, aquel mundo en 3D era mayor parte ironía y paradoja.
Los periódicos no hacían otra cosa que darle la razón. En Internacional, en un país muy lejano, tierra de oportunidades y hamburguesas, su presidente no ponía mucho empeño en ayudar a la población que carecía de los derechos básicos: trabajo o un hogar digno. Eso sí , era muy concienzudo en meter un pepino nuclear a otro presidente que vivía en la otra punta de ese extraño planeta al que cariñosamente llamaban "El Globo".
El recibidor del regalo, Bashar al-Asad el del pepino, masacraba a su población con ataques químicos. Ellos, hamburgers soldiers, son expertos, reconocidos mundialmente en localizar a ese tipo de criminales contra la humanidad. Se lo han ganado a pulso después de su gran ayuda humanitaria a Hiroshima y Nagasaki. Todo esto, años después de ganar un Nobel de la Paz. Muy bien ganado, ya que Nobel inventó la dinamita.
Dentro de las páginas de Nacional, aunque pasaba por su cabeza el cambiarse de nacionalidad, no es que fueran más coherentes las informaciones diarias. Esto hacía más divertido el despertarse, era el mayor videojuego del mundo. Eso sí, nunca supo de nadie que logrará pasárselo entero sin perder todas la vidas disponibles en el intento.
Millones gastados en el premio gordo de un sorteo olímpico que no tocó. Si no le fallaba la memoria, era la tercera vez que pasaba. Pero son humanos, es de cajón. Si te toca el premio gordo, estás a prueba de desastres de todo tipo. Que le pregunten a la potencia europea ateniense, empezaron en 2004 y no han parado. Leyes de aborto y de seguridad ciudadana al gusto de cierto gallego ilustre de profesión carnicero.
No sabía si felicitar a sus dirigentes por su empeño, o sentir pena por ellos por no saber coger una simple indirecta del destino, karma o cosmos: cada uno que escoga la terminación que prefiera. Él amaba la de tener dos dedos de frente.
Gran parte de la población no tenía asegurado poder comer mañana, las estadísticas dirán que no son tantos, pero el que hace las estadísticas come de tres a cinco comidas diarias. Juraría que es el mismo autor de "36 personas con trabajo en agosto supone mejorar el problema del paro en España". La próxima entrega "un imputado de Gürtel en la cárcel supone un duro golpe para la corrupción en España".
Lágrimas por el único gigante –llamarlo "hombre" disminuye su importancia- a favor de un mundo mejor. Impresionados no ante la importancia del hombre que yace inerte ante ellos, es un momento emocionante ya que cierta selección de fútbol ganó en ese mismo escenario un importante trofeo de hojalata dorada. Esos mismos llorones se pasarán en cuestión de segundos por el forro todo por lo que luchó el homenajeado. Perdónales Mandela, saben perfectamente lo que hacen.
Cada vez que cerraba el periódico, lo tenía claro: su futuro estaba en la cama. Lástima que no hubiese carrera universitaria para ello. Rey estaba fuera de sus posibilidades y diputado lo veía rizar el rizo: irse al sobre después de coger el sobre le parecía muy rebuscado.
Todo lo que ocurría en aquel rectángulo de matrimonio –le gustaba tener espacio de sobra- tenía mucho más sentido que lo anunciado en aquellos ríos de tinta. Si el cuerpo humano era una mayor parte agua, aquel mundo en 3D era mayor parte ironía y paradoja.
CARLOS SERRANO