He de reconocer que las guerras mundiales no me interesan. Por eso, sé a ciencia cierta que si no perteneciese a un club de lectura en el que nos encomendaron para este mes El estandarte, nunca habría leído –y mucho menos comprado- este libro que hoy os recomiendo.
El contexto histórico en el que se desarrolla es la Grande Guerre –perdonad que utilice el francés para nombrar la Primera Guerra Mundial pero me parece una expresión menos dura-. Exactamente, los hechos que narra tienen lugar en los días finales de la contienda.
Este año, coincidiendo con el primer centenario del inicio de una de las manifestaciones más atroces de la barbarie del ser humano, es decir, el conflicto bélico que asoló Europa entre 1914 y 1918, las estanterías de las librerías se llenarán de muchos títulos sobre este hecho, ya sean ensayos o novelas.
Y esta novela de Alexander Lernet-Holenia, combatiente en esta guerra, puede ser una puerta para conocer un poco más el sentimiento de un vencido. Nos presenta a un oficial austriaco, Menis, que ve desmoronarse ante sí el mundo en el que tan bien había vivido hasta ese momento: el Imperio Austro-Húngaro y sus privilegios como aristócrata. Si leemos la biografía del autor, podríamos decir que Menis es el alter ego del escritor.
La composición y el desarrollo de la novela no me han deslumbrado. Alexander utiliza un estilo gótico en algunas partes de la misma, donde realidad y sueño se entrelazan, que no me terminan de encajar y la historia de amor insípida que recoge en sus páginas tiene unos tintes románticos difíciles de creer para la época.
Resa cae rendida a los pies de Menis en una noche y, al día siguiente, ya le declara su amor incondicional. Además, su representación de la lucha, con oficiales a caballo, con sus cascos, sables y uniformes, parece más de un cuento de princesas que de la realidad, pues ya existían los aviones bombarderos, los gases mortíferos y otros elementos aniquilatorios más modernos.
El estandarte para Menis es la viva representación del Imperio, de la gente que bajo el mismo había luchado en tantas ocasiones, y es el último eslabón de un mundo medieval que se resquebraja –tengamos en cuenta que en esa época aún había esclavos en Europa-, y que para él es el edén perdido. Desde mi óptica femenina, esa relación amorosa que tiene con un trapo es algo enfermiza.
Lo que sí me ha gustado del libro son las reflexiones de determinados personajes, a través de las cuales podemos ver cómo es imposible que una nación o varias controlen a otras durante mucho tiempo –igual pasó con el imperio romano-.
La parte humana de los soldados rasos, en su mayoría campesinos, que sólo aspiran a volver a casa, me ha conmovido y me ha hecho recordar una conversación con un marine americano que había estado en la primera Guerra del Golfo y me contó que lo que buscaba en su vida sólo era paz, que ya no creía en las armas, ni en la guerra. Además, cuando volvió a su país, ningún vecino le preguntó cómo estaba, ni le recibieron como a un héroe.
Creo que pocas veces nos ponemos en el lugar de ese ser humano al que mandan a una misión en un país en conflicto, aunque sea humanitaria. ¿Os imagináis lo que es dormir siempre alerta, y no fiándote de nadie porque tu vida está permanentemente en peligro? Y eso sin olvidar lo que debe ser coger un fusil para matar a otro ser humano, que a ti personalmente no te ha hecho nada. ¿Cómo vuelves de nuevo a casa y consigues relajarte y confiar?
Resumiendo, no creo que sea una joya de la literatura universal, pero sí un libro para ampliar cultura y para ayudar a reflexionar. Y para acompañar tanto descalabro, nada mejor que una de las piezas más románticas del mundo: Claro de Luna, de Claude Debussy. Esto sí es amor.
Ficha literaria
Título: El estandarte.
Autor: Alexander Lernet-Holenia.
Género: Novela.
Título original: Die Standarte.
Fecha de publicación: 1934.
Editorial: Libros del Asteroide.
ISBN: 978-84-15625612.
El contexto histórico en el que se desarrolla es la Grande Guerre –perdonad que utilice el francés para nombrar la Primera Guerra Mundial pero me parece una expresión menos dura-. Exactamente, los hechos que narra tienen lugar en los días finales de la contienda.
Este año, coincidiendo con el primer centenario del inicio de una de las manifestaciones más atroces de la barbarie del ser humano, es decir, el conflicto bélico que asoló Europa entre 1914 y 1918, las estanterías de las librerías se llenarán de muchos títulos sobre este hecho, ya sean ensayos o novelas.
Y esta novela de Alexander Lernet-Holenia, combatiente en esta guerra, puede ser una puerta para conocer un poco más el sentimiento de un vencido. Nos presenta a un oficial austriaco, Menis, que ve desmoronarse ante sí el mundo en el que tan bien había vivido hasta ese momento: el Imperio Austro-Húngaro y sus privilegios como aristócrata. Si leemos la biografía del autor, podríamos decir que Menis es el alter ego del escritor.
La composición y el desarrollo de la novela no me han deslumbrado. Alexander utiliza un estilo gótico en algunas partes de la misma, donde realidad y sueño se entrelazan, que no me terminan de encajar y la historia de amor insípida que recoge en sus páginas tiene unos tintes románticos difíciles de creer para la época.
Resa cae rendida a los pies de Menis en una noche y, al día siguiente, ya le declara su amor incondicional. Además, su representación de la lucha, con oficiales a caballo, con sus cascos, sables y uniformes, parece más de un cuento de princesas que de la realidad, pues ya existían los aviones bombarderos, los gases mortíferos y otros elementos aniquilatorios más modernos.
El estandarte para Menis es la viva representación del Imperio, de la gente que bajo el mismo había luchado en tantas ocasiones, y es el último eslabón de un mundo medieval que se resquebraja –tengamos en cuenta que en esa época aún había esclavos en Europa-, y que para él es el edén perdido. Desde mi óptica femenina, esa relación amorosa que tiene con un trapo es algo enfermiza.
Lo que sí me ha gustado del libro son las reflexiones de determinados personajes, a través de las cuales podemos ver cómo es imposible que una nación o varias controlen a otras durante mucho tiempo –igual pasó con el imperio romano-.
La parte humana de los soldados rasos, en su mayoría campesinos, que sólo aspiran a volver a casa, me ha conmovido y me ha hecho recordar una conversación con un marine americano que había estado en la primera Guerra del Golfo y me contó que lo que buscaba en su vida sólo era paz, que ya no creía en las armas, ni en la guerra. Además, cuando volvió a su país, ningún vecino le preguntó cómo estaba, ni le recibieron como a un héroe.
Creo que pocas veces nos ponemos en el lugar de ese ser humano al que mandan a una misión en un país en conflicto, aunque sea humanitaria. ¿Os imagináis lo que es dormir siempre alerta, y no fiándote de nadie porque tu vida está permanentemente en peligro? Y eso sin olvidar lo que debe ser coger un fusil para matar a otro ser humano, que a ti personalmente no te ha hecho nada. ¿Cómo vuelves de nuevo a casa y consigues relajarte y confiar?
Resumiendo, no creo que sea una joya de la literatura universal, pero sí un libro para ampliar cultura y para ayudar a reflexionar. Y para acompañar tanto descalabro, nada mejor que una de las piezas más románticas del mundo: Claro de Luna, de Claude Debussy. Esto sí es amor.
Ficha literaria
Título: El estandarte.
Autor: Alexander Lernet-Holenia.
Género: Novela.
Título original: Die Standarte.
Fecha de publicación: 1934.
Editorial: Libros del Asteroide.
ISBN: 978-84-15625612.
MARÍA JESÚS SÁNCHEZ / REDACCIÓN