En los últimos tiempos hemos visto decenas de manifestaciones o de concentraciones, sea en directo porque se asiste a las mismas o porque se han visto en los medios de comunicación, y hemos escuchado, dentro de las frases que se gritan, una que se ha convertido en un lema común en todas ellas: “Sí se puede”.
Habría que situar en el 15-M el origen de toda esta marea ciudadana que recorre el país en contra de los múltiples atropellos que se vienen cometiendo a todo lo que representan los servicios públicos (enseñanza, sanidad, asistencia…), contra los desahucios de viviendas o contra los bancos que se aprovecharon de ingenuos ahorradores que pusieron sus pequeños ahorros en las “preferentes”.
Inicialmente, en esa explosión de contestación ciudadana se acuñaron muchas frases, a cual más imaginativa, pero eran frases para ser leídas o vistas en las pancartas, aunque no adecuadas para ser gritadas en las marchas.
Ha sido, finalmente, esa sencilla frase que invita a la participación, a la solidaridad y al optimismo la que se ha convertido en el grito de lucha pacífica de todos los que se movilizan contra los atropellos. Así, gente de cualquier edad o condición la corea dando ánimos a los participantes en las reivindicaciones, puesto que es una frase de esperanza a pesar del desaliento que ahora cubre el ánimo de los españoles.
Pero convendría saber el origen y el recorrido que ha tenido este lema, dado que es posible que una mayoría de los españoles que ya la ha oído crea que ha surgido dentro de la dinámica de las propias movilizaciones; y sin embargo no ha sido así.
Para conocer el puente que enlaza el origen de esta frase con su llegada a España, tendríamos que desplazarnos a Estados Unidos y ubicarnos a comienzos de febrero de 2007, cuando Barack Obama anuncia su candidatura a la presidencia de ese país por el Partido Demócrata.
Al año siguiente, el 3 de junio de 2008, se convierte en el candidato oficial demócrata tras ganar la batalla a Hillary Clinton. Meses más tarde, el 4 de noviembre de 2008, gana las elecciones y llega a ser el presidente electo.
Dado que Estados Unidos es el país más poderoso del planeta, este hecho se convierte en un acontecimiento de primer orden, puesto que condicionará no solo la política interna sino que marcará, en gran medida, el rumbo de las relaciones internacionales.
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Pero la carrera a la presidencia además de contar con un buen candidato necesita mucho dinero, pues la publicidad en este país es fundamental. Y para Obama fue un acierto contar con un joven diseñador, Frank Shepard Fairey, el que realizara un sencillo pero muy impactante cartel que dio la vuelta al mundo, ya que conectaba bastante bien con los sectores más jóvenes.
Así, con únicamente dos colores: el rojo y el azul (este en tono claro y oscuro) plasma el rostro de Obama con una mirada hacia arriba, con ciertas connotaciones de esperanza y confianza en el futuro. Hemos de tener en cuenta que los colores empleados eran muy idóneos, el rojo y el azul, junto al blanco (que es el del propio papel) componen los colores de la bandera americana. Al cartel se le unió una sencilla palabra: HOPE (esperanza).
Junto a la imagen, hubo que buscar un lema que sirviera de frase a utilizar durante la campaña. Tras varias propuestas, acabó siendo “Yes We Can” (Sí, podemos) la que acompañaría a la figura creada por Shepard Fairey.
Habría que apuntar que esta frase no es totalmente original, ya que tiene un antecedente en otra que era coreada en las luchas que los campesinos estadounidenses de origen hispano llevaron a cabo durante la década de los sesenta y setenta del pasado siglo.
Y aquí aparece un gran líder, César Chávez, poco conocido en nuestro país, aunque fuera el fundador, junto a Dolores Huerta, de la UFW (United Farm Workers), es decir, de la Unión de Campesinos de Estados Unidos.
Sería el propio Chávez, durante la huelga de hambre que mantuvo en 1972, al que se le ocurriría una frase que consideraba idónea ser coreada en las luchas que promovía este sindicato campesino. La sencilla frase era: “Sí se puede”.
Con el paso del tiempo, este lema se extiende y se hace muy popular entre la población de origen hispano de Estados Unidos. Es la razón por la que el equipo de campaña de Barack Obama aceptara una frase muy parecida, “Yes We Can”, puesto que, al tiempo que era un mensaje de esperanza y optimismo, enlazaba con una población numéricamente muy relevante dentro de ese país.
Finalmente, se cierra el círculo. Ahora es otra población hispana la que lucha y defiende sus propios derechos y los sociales, estos últimos conquistados a lo largo de décadas. Es la población que en distintos puntos de nuestra geografía grita ese sencillo pero poderoso lema cargado de esperanza y de solidaridad en un mundo en el que el más duro y cruel neoliberalismo está cortando derechos esenciales de los seres humanos.
Habría que situar en el 15-M el origen de toda esta marea ciudadana que recorre el país en contra de los múltiples atropellos que se vienen cometiendo a todo lo que representan los servicios públicos (enseñanza, sanidad, asistencia…), contra los desahucios de viviendas o contra los bancos que se aprovecharon de ingenuos ahorradores que pusieron sus pequeños ahorros en las “preferentes”.
Inicialmente, en esa explosión de contestación ciudadana se acuñaron muchas frases, a cual más imaginativa, pero eran frases para ser leídas o vistas en las pancartas, aunque no adecuadas para ser gritadas en las marchas.
Ha sido, finalmente, esa sencilla frase que invita a la participación, a la solidaridad y al optimismo la que se ha convertido en el grito de lucha pacífica de todos los que se movilizan contra los atropellos. Así, gente de cualquier edad o condición la corea dando ánimos a los participantes en las reivindicaciones, puesto que es una frase de esperanza a pesar del desaliento que ahora cubre el ánimo de los españoles.
Pero convendría saber el origen y el recorrido que ha tenido este lema, dado que es posible que una mayoría de los españoles que ya la ha oído crea que ha surgido dentro de la dinámica de las propias movilizaciones; y sin embargo no ha sido así.
Para conocer el puente que enlaza el origen de esta frase con su llegada a España, tendríamos que desplazarnos a Estados Unidos y ubicarnos a comienzos de febrero de 2007, cuando Barack Obama anuncia su candidatura a la presidencia de ese país por el Partido Demócrata.
Al año siguiente, el 3 de junio de 2008, se convierte en el candidato oficial demócrata tras ganar la batalla a Hillary Clinton. Meses más tarde, el 4 de noviembre de 2008, gana las elecciones y llega a ser el presidente electo.
Dado que Estados Unidos es el país más poderoso del planeta, este hecho se convierte en un acontecimiento de primer orden, puesto que condicionará no solo la política interna sino que marcará, en gran medida, el rumbo de las relaciones internacionales.
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Pero la carrera a la presidencia además de contar con un buen candidato necesita mucho dinero, pues la publicidad en este país es fundamental. Y para Obama fue un acierto contar con un joven diseñador, Frank Shepard Fairey, el que realizara un sencillo pero muy impactante cartel que dio la vuelta al mundo, ya que conectaba bastante bien con los sectores más jóvenes.
Así, con únicamente dos colores: el rojo y el azul (este en tono claro y oscuro) plasma el rostro de Obama con una mirada hacia arriba, con ciertas connotaciones de esperanza y confianza en el futuro. Hemos de tener en cuenta que los colores empleados eran muy idóneos, el rojo y el azul, junto al blanco (que es el del propio papel) componen los colores de la bandera americana. Al cartel se le unió una sencilla palabra: HOPE (esperanza).
Junto a la imagen, hubo que buscar un lema que sirviera de frase a utilizar durante la campaña. Tras varias propuestas, acabó siendo “Yes We Can” (Sí, podemos) la que acompañaría a la figura creada por Shepard Fairey.
Habría que apuntar que esta frase no es totalmente original, ya que tiene un antecedente en otra que era coreada en las luchas que los campesinos estadounidenses de origen hispano llevaron a cabo durante la década de los sesenta y setenta del pasado siglo.
Y aquí aparece un gran líder, César Chávez, poco conocido en nuestro país, aunque fuera el fundador, junto a Dolores Huerta, de la UFW (United Farm Workers), es decir, de la Unión de Campesinos de Estados Unidos.
Sería el propio Chávez, durante la huelga de hambre que mantuvo en 1972, al que se le ocurriría una frase que consideraba idónea ser coreada en las luchas que promovía este sindicato campesino. La sencilla frase era: “Sí se puede”.
Con el paso del tiempo, este lema se extiende y se hace muy popular entre la población de origen hispano de Estados Unidos. Es la razón por la que el equipo de campaña de Barack Obama aceptara una frase muy parecida, “Yes We Can”, puesto que, al tiempo que era un mensaje de esperanza y optimismo, enlazaba con una población numéricamente muy relevante dentro de ese país.
Finalmente, se cierra el círculo. Ahora es otra población hispana la que lucha y defiende sus propios derechos y los sociales, estos últimos conquistados a lo largo de décadas. Es la población que en distintos puntos de nuestra geografía grita ese sencillo pero poderoso lema cargado de esperanza y de solidaridad en un mundo en el que el más duro y cruel neoliberalismo está cortando derechos esenciales de los seres humanos.
AURELIANO SÁINZ