Cuando hablamos de animación japonesa, el primer nombre que nos viene a la cabeza es Hayao Miyazaki. No es para menos, ya que ha realizado multitud de películas de gran valor y calidad junto con Studio Ghibli. Pero hoy quiero hacer referencia a otro maestro, un buen candidato a sucesor de Miyazaki, como es Mamoru Hosoda, con su maravillosa obra Wolf Children.
Mamoru Hosoda, nacido en 1967 en la prefectura de Toyama en Japón, es director y animador. Comenzó su andadura en el estudio Toei Animation realizando películas del mítico Dragon Ball o el conocido Digimon. Pero no fue hasta 2005 cuando entra a formar parte del staff de la compañía Madhouse, de la que es su director.
En este último estudio tuvo la oportunidad de realizar su primera película, la más personal, con la que se hizo conocido: La chica que saltaba a través del tiempo (2006). Esta obra fue galardona con varios premios, destacando el de Mejor Película de Animación en el Festival de Sitges y Mejor Película otorgado por la Academia de Cine Japonesa.
Después de esta obra le siguieron Summer War (2009), también con muy buena acogida por parte del público y la crítica, así como Wolf Children (2012), una obra de corte intimista, con toques de drama y algo de fantasía.
La historia nos relata la vida de Hana, una alegre joven que se enamora en la universidad de un misterioso chico. Tras consumar su amor, él le confiesa ser un hombre lobo. Fruto de la unión de estos jóvenes nacen dos niños: Yuki y Ame. Heredan la condición de su padre. Hana tendrá que hacerse cargo de estos dos pequeños tan singulares con todos los problemas que eso conlleva.
Como todas las obras de Hosoda, vemos el mimo y cuidado con la que se ha realizado. Es una historia de tempo pausado, aproximadamente dos horas, pero se disfruta de ella sin que aburra, gracias a su buen guión.
Una característica interesante de esta película es su búsqueda de la naturalidad y el realismo a pesar de tener un trasfondo fantástico. Tanto es así que incluso te llegas a creer a los personajes y las situaciones tan peculiares que viven, sin asomo de duda. Todo gracias a la buena ejecución del guión. Es una película que da que pensar y toca temas como la familia, la búsqueda de la identidad o la naturaleza.
En cuanto a su apartado técnico, podemos calificarlo de soberbio. Paisajes extremadamente detallados que mezclan fotografía 3D y dibujo. También observamos un diseño de personajes que busca ser realista. En apariencia, algo simple pero, a lo largo del film podemos observar los cambios sutiles en el aspecto de ellos debido al tiempo.
Destaca también una buena construcción de personajes. La alegre Hana se complementa perfectamente con su inquieta hija Yuki y el miedoso Ame. Cabe decir que los protagonistas, como en la vida real, van evolucionando a lo largo de la película hasta encontrar su camino.
Otro aspecto importante en el film es su hermosa banda sonora. Melodías dulces y agradables con toques de música clásica acompañan a los personajes a lo largo de sus aventuras.
En conclusión podemos decir que Mamoru Hosoda con Wolf Children nos regala una película tierna y agradable con la que pasaremos muy buenos momentos. No sabemos si será el sucesor de Miyazaki pero lo que sí es cierto es que sus filmes tienen encanto. ¿Os animáis a conocer a estos “niños lobos”?
Mamoru Hosoda, nacido en 1967 en la prefectura de Toyama en Japón, es director y animador. Comenzó su andadura en el estudio Toei Animation realizando películas del mítico Dragon Ball o el conocido Digimon. Pero no fue hasta 2005 cuando entra a formar parte del staff de la compañía Madhouse, de la que es su director.
En este último estudio tuvo la oportunidad de realizar su primera película, la más personal, con la que se hizo conocido: La chica que saltaba a través del tiempo (2006). Esta obra fue galardona con varios premios, destacando el de Mejor Película de Animación en el Festival de Sitges y Mejor Película otorgado por la Academia de Cine Japonesa.
Después de esta obra le siguieron Summer War (2009), también con muy buena acogida por parte del público y la crítica, así como Wolf Children (2012), una obra de corte intimista, con toques de drama y algo de fantasía.
La historia nos relata la vida de Hana, una alegre joven que se enamora en la universidad de un misterioso chico. Tras consumar su amor, él le confiesa ser un hombre lobo. Fruto de la unión de estos jóvenes nacen dos niños: Yuki y Ame. Heredan la condición de su padre. Hana tendrá que hacerse cargo de estos dos pequeños tan singulares con todos los problemas que eso conlleva.
Como todas las obras de Hosoda, vemos el mimo y cuidado con la que se ha realizado. Es una historia de tempo pausado, aproximadamente dos horas, pero se disfruta de ella sin que aburra, gracias a su buen guión.
Una característica interesante de esta película es su búsqueda de la naturalidad y el realismo a pesar de tener un trasfondo fantástico. Tanto es así que incluso te llegas a creer a los personajes y las situaciones tan peculiares que viven, sin asomo de duda. Todo gracias a la buena ejecución del guión. Es una película que da que pensar y toca temas como la familia, la búsqueda de la identidad o la naturaleza.
En cuanto a su apartado técnico, podemos calificarlo de soberbio. Paisajes extremadamente detallados que mezclan fotografía 3D y dibujo. También observamos un diseño de personajes que busca ser realista. En apariencia, algo simple pero, a lo largo del film podemos observar los cambios sutiles en el aspecto de ellos debido al tiempo.
Destaca también una buena construcción de personajes. La alegre Hana se complementa perfectamente con su inquieta hija Yuki y el miedoso Ame. Cabe decir que los protagonistas, como en la vida real, van evolucionando a lo largo de la película hasta encontrar su camino.
Otro aspecto importante en el film es su hermosa banda sonora. Melodías dulces y agradables con toques de música clásica acompañan a los personajes a lo largo de sus aventuras.
En conclusión podemos decir que Mamoru Hosoda con Wolf Children nos regala una película tierna y agradable con la que pasaremos muy buenos momentos. No sabemos si será el sucesor de Miyazaki pero lo que sí es cierto es que sus filmes tienen encanto. ¿Os animáis a conocer a estos “niños lobos”?
SARA B. PATRÓN / REDACCIÓN