Con el aumento de la práctica deportiva, en especial de la disciplina del running, aumenta a la vez el riesgo de ser víctima de un accidente o de un atropello por un vehículo a motor. Por ello, resulta recomendable adoptar una serie de medidas mínimas de seguridad que nos hagan disfrutar de una forma más tranquila de nuestro deporte favorito.
Conviene tener presente que, en España, el 18 por ciento de las víctimas mortales en accidente son peatones. Por kilómetros recorridos, el peatón tiene entre dos y siete veces más riesgo que el conductor de un coche de sufrir un siniestro, siendo especialmente vulnerable en la ciudad, aunque la posibilidad de muerte se duplica o triplica en el caso de que el accidente se produzca en la carretera.
En los tiempos actuales parece que estamos más concienciados con los beneficios que la práctica deportiva nos aporta –no solo sociales sino, más importantes aún, saludables– pero, a la hora de llevar a cabo esta actividad, debemos hacerlo de una forma que realmente nos aporte algún beneficio y no perjudique nuestra salud.
Lo ideal es practicar deporte fuera de las horas de mayor incidencia solar para evitar desvanecimientos. También es fundamental hidratarse bien antes, durante y después de nuestro entrenamiento o actividad deportiva y hacer uso de cremas protectoras, gafas de sol y gorra.
Pese a que el running es una de las actividades que cuenta con más seguidores, muchas ciudades no cuentan en la actualidad con instalaciones adecuadas y seguras donde poder practicarlo y, por ello, cada vez más, es normal ver a gente corriendo en vías y parques públicos o, incluso, en zonas abiertas al tráfico rodado, con el riesgo que ello supone.
De este modo, conviene extremar al máximo la precaución para evitar algún accidente. Así, a la hora de salir a andar o a correr dentro de nuestra ciudad, lo haremos por el acerado, fuera de la calzada y, en caso de que haya condiciones climatológicas adversas que dificulten la visibilidad –como puede ser lluvia intensa, niebla o nieve, o bien porque sea de noche–, debemos vestir prendas claras, con colores llamativos y hacer uso de brazaletes reflectantes que nos hagan más visibles.
No obstante, hay que reconocer que las grandes marcas de ropa deportiva han tomado cartas en el asunto y fabrican ya sus prendas con estas características o comercializan dispositivos muy avanzados tecnológicamente que emiten luz, para minimizar en lo posible el riesgo de atropello.
Si, por el contrario, decidimos salir fuera del casco urbano, recordemos que hay que hacerlo siempre por el margen izquierdo en sentido de nuestra marcha para, de esta forma, ver venir de frente a los vehículos y no ser sorprendidos por éstos en caso de maniobras bruscas.
En caso de que la práctica deportiva se lleve a cabo en solitario, es aconsejable llevar consigo un dispositivo móvil para que, en el caso de sufrir cualquier percance, se pueda solicitar la asistencia de los servicios sanitarios correspondientes o, en su caso, informar a cualquier familiar o dejar constancia por escrito de la ruta que vamos a seguir.
Los tipos de infracción más usuales, teniendo en cuenta los registros que se conocen en ciudades y carreteras, son la irrupción o cruce antirreglamentario de la vía –en más del 60 por ciento de los casos–, que se da fundamentalmente en el grupo de edad de 5 a 14 años; no situarse correctamente en las calzadas o en los arcenes, o marchar de manera antirreglamentaria por ellas, problema común desde los cinco años; y no utilizar el paso para peatones o no respetar la señal del semáforo, comportamiento especialmente grave en el grupo de edad de 65 o más años y en el de 5 a 14.
Con todo, hay que reconocer que existe un elevado porcentaje de accidentes –en torno al 25 por ciento, según los estudios que hemos consultado– en los que no existe ningún tipo de infracción por parte del peatón.
Conviene tener presente que, en España, el 18 por ciento de las víctimas mortales en accidente son peatones. Por kilómetros recorridos, el peatón tiene entre dos y siete veces más riesgo que el conductor de un coche de sufrir un siniestro, siendo especialmente vulnerable en la ciudad, aunque la posibilidad de muerte se duplica o triplica en el caso de que el accidente se produzca en la carretera.
En los tiempos actuales parece que estamos más concienciados con los beneficios que la práctica deportiva nos aporta –no solo sociales sino, más importantes aún, saludables– pero, a la hora de llevar a cabo esta actividad, debemos hacerlo de una forma que realmente nos aporte algún beneficio y no perjudique nuestra salud.
Lo ideal es practicar deporte fuera de las horas de mayor incidencia solar para evitar desvanecimientos. También es fundamental hidratarse bien antes, durante y después de nuestro entrenamiento o actividad deportiva y hacer uso de cremas protectoras, gafas de sol y gorra.
Pese a que el running es una de las actividades que cuenta con más seguidores, muchas ciudades no cuentan en la actualidad con instalaciones adecuadas y seguras donde poder practicarlo y, por ello, cada vez más, es normal ver a gente corriendo en vías y parques públicos o, incluso, en zonas abiertas al tráfico rodado, con el riesgo que ello supone.
De este modo, conviene extremar al máximo la precaución para evitar algún accidente. Así, a la hora de salir a andar o a correr dentro de nuestra ciudad, lo haremos por el acerado, fuera de la calzada y, en caso de que haya condiciones climatológicas adversas que dificulten la visibilidad –como puede ser lluvia intensa, niebla o nieve, o bien porque sea de noche–, debemos vestir prendas claras, con colores llamativos y hacer uso de brazaletes reflectantes que nos hagan más visibles.
No obstante, hay que reconocer que las grandes marcas de ropa deportiva han tomado cartas en el asunto y fabrican ya sus prendas con estas características o comercializan dispositivos muy avanzados tecnológicamente que emiten luz, para minimizar en lo posible el riesgo de atropello.
Si, por el contrario, decidimos salir fuera del casco urbano, recordemos que hay que hacerlo siempre por el margen izquierdo en sentido de nuestra marcha para, de esta forma, ver venir de frente a los vehículos y no ser sorprendidos por éstos en caso de maniobras bruscas.
En caso de que la práctica deportiva se lleve a cabo en solitario, es aconsejable llevar consigo un dispositivo móvil para que, en el caso de sufrir cualquier percance, se pueda solicitar la asistencia de los servicios sanitarios correspondientes o, en su caso, informar a cualquier familiar o dejar constancia por escrito de la ruta que vamos a seguir.
Los tipos de infracción más usuales, teniendo en cuenta los registros que se conocen en ciudades y carreteras, son la irrupción o cruce antirreglamentario de la vía –en más del 60 por ciento de los casos–, que se da fundamentalmente en el grupo de edad de 5 a 14 años; no situarse correctamente en las calzadas o en los arcenes, o marchar de manera antirreglamentaria por ellas, problema común desde los cinco años; y no utilizar el paso para peatones o no respetar la señal del semáforo, comportamiento especialmente grave en el grupo de edad de 65 o más años y en el de 5 a 14.
Con todo, hay que reconocer que existe un elevado porcentaje de accidentes –en torno al 25 por ciento, según los estudios que hemos consultado– en los que no existe ningún tipo de infracción por parte del peatón.
FRAN GALLEGO