La Guardia Civil investiga a seis personas como supuestas autoras de un delito de daños y expolio en un yacimiento arqueológico de la Campiña cordobesa. La operación policial tuvo lugar en el marco de los servicios que el Instituto Armado viene desarrollando en la provincia de Córdoba para tratar de proteger el patrimonio arqueológico.
El operativo se desarrolló cuando una patrulla de la Guardia Civil sorprendió en una finca ubicada en las inmediaciones de la Campiña cordobesa a tres personas, una de las cuales era conocida por estar relacionada con la búsqueda y comercio de piezas arqueológicas, mediante el uso de aparatos detectores de metales y pequeñas azadas, con las que realiza pequeñas excavaciones. Los agentes lograron intervenir siete monedas.
La inspección efectuada en la zona por efectivos del Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil permitió constatar importantes daños en el patrimonio arqueológico. Asimismo, durante dicha inspección se pudo recuperar un fragmento de una inscripción en mármol con la leyenda "Secvnda" y que, según los primeros indicios, podría tratarse de una lápida funeraria.
Los agentes comprobaron que en la finca donde fueron localizados los presuntos expoliadores se habían llevado a cabo dos actividades claramente diferenciadas: una de ellas, la realizada por los “piteros” quienes, una vez que el aparato detector localiza un resto metálico –lo que se comunica mediante un pitido–, remueven el terreno con la finalidad de extraerlo de debajo del sustrato.
En segundo lugar, los agentes actuantes observaron esparcidos por todo el área de trabajo gran cantidad de restos arqueológicos totalmente fracturados, con variedad de tamaños y formas, identificándose claramente conglomerados, tégulas, ladrillos y restos cerámicos, relacionados con la actividad agrícola desarrollada en la parcela y, según los investigadores, "posiblemente extraídos a la hora de llevar a cabo la remoción de terreno necesaria para realizar la labor de siembra de los olivos".
Ante ello, se procedió a la instrucción de diligencias de investigación a las tres personas sorprendidas cuando buscaban piezas arqueológicas, así como al propietario de la finca y a otras dos personas que habían realizado las labores agrícolas.
El operativo se desarrolló cuando una patrulla de la Guardia Civil sorprendió en una finca ubicada en las inmediaciones de la Campiña cordobesa a tres personas, una de las cuales era conocida por estar relacionada con la búsqueda y comercio de piezas arqueológicas, mediante el uso de aparatos detectores de metales y pequeñas azadas, con las que realiza pequeñas excavaciones. Los agentes lograron intervenir siete monedas.
La inspección efectuada en la zona por efectivos del Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil permitió constatar importantes daños en el patrimonio arqueológico. Asimismo, durante dicha inspección se pudo recuperar un fragmento de una inscripción en mármol con la leyenda "Secvnda" y que, según los primeros indicios, podría tratarse de una lápida funeraria.
Los agentes comprobaron que en la finca donde fueron localizados los presuntos expoliadores se habían llevado a cabo dos actividades claramente diferenciadas: una de ellas, la realizada por los “piteros” quienes, una vez que el aparato detector localiza un resto metálico –lo que se comunica mediante un pitido–, remueven el terreno con la finalidad de extraerlo de debajo del sustrato.
En segundo lugar, los agentes actuantes observaron esparcidos por todo el área de trabajo gran cantidad de restos arqueológicos totalmente fracturados, con variedad de tamaños y formas, identificándose claramente conglomerados, tégulas, ladrillos y restos cerámicos, relacionados con la actividad agrícola desarrollada en la parcela y, según los investigadores, "posiblemente extraídos a la hora de llevar a cabo la remoción de terreno necesaria para realizar la labor de siembra de los olivos".
Ante ello, se procedió a la instrucción de diligencias de investigación a las tres personas sorprendidas cuando buscaban piezas arqueológicas, así como al propietario de la finca y a otras dos personas que habían realizado las labores agrícolas.
REDACCIÓN / ANDALUCÍA DIGITAL
