“La Administración debe convencerse de que el vino es un sector estratégico para el futuro económico de Andalucía”. Así de rotundo se ha manifestado hoy Enrique Garrido, gerente del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Protegida (DOP) Montilla-Moriles, durante su participación en el seminario Vinos de Andalucía, sus maridajes y sus levaduras, enmarcado en la decimocuarta edición de los Cursos de Verano de la Universidad Pablo de Olavide, que se están celebrando en su sede sevillana de Carmona.
Garrido se ha mostrado optimista al señalar que “el futuro del sector es bastante halagüeño, con perspectivas de crecimiento a medio plazo”, si bien ha reconocido que "la problemática fundamental es el desconocimiento de los vinos Montilla-Moriles a nivel nacional".
“Hay que aumentar el conocimiento de nuestro vinos: ese es el principal reto al que nos enfrentamos", ha señalado el gerente del Consejo Regulador, quien ha recordado que "estos vinos han tenido gran importancia fuera de España, son muy conocidos y reconocidos internacionalmente, pero siguen siendo unos grandes desconocidos en el panorama nacional". En este sentido, Garrido ha reivindicado un mayor apoyo de las instituciones, "más allá de la colaboración existente" en la actualidad.
El gerente del máximo órgano de control de los vinos y vinagres cordobeses ha ofrecido un recorrido por las características esenciales de los caldos con DOP Montilla-Moriles, y ha subrayado que su envejecimiento bajo velo de flor por el sistema de criaderas y soleras "los hace característicos". No obstante, Garrido ha hecho hincapié en los factores que diferencian los vinos de Montilla-Moriles del resto de Andalucía, entre los que destacan "las extraordinarias condiciones edafoclimáticas de la zona, la variedad Pedro Ximénez con la que se elaboran el cien por cien de los vinos generosos y, por último, el tratamiento y el saber hacer de los agricultores y bodegueros de la zona".
De este modo, "para que una botella de vino pueda portar la etiqueta de la DOP Montilla-Moriles es necesario que haya pasado por unos controles específicos", ha detallado Garrido, quien ha recordado que la localización donde se pueden plantar viñedos es limitada, toda vez que únicamente se pueden plantar variedades autorizadas y usar técnicas de cultivo "adecuadas a los estándares de la Denominación", así como un control final para garantizar la calidad del vino.
"Gracias a estos estrictos requerimientos se está consiguiendo que los vinos generosos de Andalucía comiencen a alzar sus ventas, recuperando el espacio perdido en las últimas décadas", ha afirmado Enrique Garrido que, para poner en perspectiva la caída de ventas que sufrió el sector, ha recordado que en la década de los setenta se alcanzaron las casi 20.000 hectáreas de viñedo en la provincia de Córdoba, mientras que en la actualidad tan sólo 5.000 hectáreas se dedican a la vid.
Con todo, el director gerente del Consejo Regulador se ha mostrado optimista ante esta realidad. “Se comienza a recuperar el espacio perdido durante los últimos 40 años", ha afirmado Enrique Garrido, quien ha defendido que "en aquel tiempo, los vinos de la región se consumían en toda España y el 40 por ciento de la producción se dedicaba a la exportación, mientras que hoy día la exportación no supera el 15 por ciento”.
En este sentido, Enrique Garrido ha destacado que "los consejos reguladores de Andalucía nos esforzamos día a día para afianzar esta premisa entre nuestros consumidores potenciales" y ha subrayado que "todas las acciones promocionales tienen como eje fundamental vino y gastronomía".
A juicio del gerente del Consejo Regulador, "el alza de los vinos de Andalucía y de Montilla-Moriles no es una moda pasajera, sino que el aumento de ventas viene para quedarse, puesto que los consumidores han vuelto a considerar al vino un elemento indiscutible de la mesa". A su vez, Garrido ha apuntado que "el auge del enoturismo viene a corroborar esta tendencia y la región está relanzando de nuevo sus rutas del vino”.
Garrido se ha mostrado optimista al señalar que “el futuro del sector es bastante halagüeño, con perspectivas de crecimiento a medio plazo”, si bien ha reconocido que "la problemática fundamental es el desconocimiento de los vinos Montilla-Moriles a nivel nacional".
“Hay que aumentar el conocimiento de nuestro vinos: ese es el principal reto al que nos enfrentamos", ha señalado el gerente del Consejo Regulador, quien ha recordado que "estos vinos han tenido gran importancia fuera de España, son muy conocidos y reconocidos internacionalmente, pero siguen siendo unos grandes desconocidos en el panorama nacional". En este sentido, Garrido ha reivindicado un mayor apoyo de las instituciones, "más allá de la colaboración existente" en la actualidad.
El gerente del máximo órgano de control de los vinos y vinagres cordobeses ha ofrecido un recorrido por las características esenciales de los caldos con DOP Montilla-Moriles, y ha subrayado que su envejecimiento bajo velo de flor por el sistema de criaderas y soleras "los hace característicos". No obstante, Garrido ha hecho hincapié en los factores que diferencian los vinos de Montilla-Moriles del resto de Andalucía, entre los que destacan "las extraordinarias condiciones edafoclimáticas de la zona, la variedad Pedro Ximénez con la que se elaboran el cien por cien de los vinos generosos y, por último, el tratamiento y el saber hacer de los agricultores y bodegueros de la zona".
De este modo, "para que una botella de vino pueda portar la etiqueta de la DOP Montilla-Moriles es necesario que haya pasado por unos controles específicos", ha detallado Garrido, quien ha recordado que la localización donde se pueden plantar viñedos es limitada, toda vez que únicamente se pueden plantar variedades autorizadas y usar técnicas de cultivo "adecuadas a los estándares de la Denominación", así como un control final para garantizar la calidad del vino.
"Gracias a estos estrictos requerimientos se está consiguiendo que los vinos generosos de Andalucía comiencen a alzar sus ventas, recuperando el espacio perdido en las últimas décadas", ha afirmado Enrique Garrido que, para poner en perspectiva la caída de ventas que sufrió el sector, ha recordado que en la década de los setenta se alcanzaron las casi 20.000 hectáreas de viñedo en la provincia de Córdoba, mientras que en la actualidad tan sólo 5.000 hectáreas se dedican a la vid.
Con todo, el director gerente del Consejo Regulador se ha mostrado optimista ante esta realidad. “Se comienza a recuperar el espacio perdido durante los últimos 40 años", ha afirmado Enrique Garrido, quien ha defendido que "en aquel tiempo, los vinos de la región se consumían en toda España y el 40 por ciento de la producción se dedicaba a la exportación, mientras que hoy día la exportación no supera el 15 por ciento”.
En este sentido, Enrique Garrido ha destacado que "los consejos reguladores de Andalucía nos esforzamos día a día para afianzar esta premisa entre nuestros consumidores potenciales" y ha subrayado que "todas las acciones promocionales tienen como eje fundamental vino y gastronomía".
A juicio del gerente del Consejo Regulador, "el alza de los vinos de Andalucía y de Montilla-Moriles no es una moda pasajera, sino que el aumento de ventas viene para quedarse, puesto que los consumidores han vuelto a considerar al vino un elemento indiscutible de la mesa". A su vez, Garrido ha apuntado que "el auge del enoturismo viene a corroborar esta tendencia y la región está relanzando de nuevo sus rutas del vino”.
J.P. BELLIDO / REDACCIÓN
