Mayor “unidad de acción” entre todas las cooperativas del marco Montilla-Moriles para potenciar la rentabilidad del sector del vino. Ese es el objetivo que se ha marcado la Delegación Territorial de Agricultura, Pesca y Desarrollo Rural de la Junta de Andalucía para tratar de adaptar el cooperativismo vitivinícola a las actuales exigencias del mercado y, de este modo, garantizar su viabilidad económica.
Con este objetivo, el responsable provincial de Agricultura, Francisco Zurera, convocó en la Oficina Comarcal Agraria de Montilla una reunión con los responsables de las ocho cooperativas que operan en la Denominación de Origen Protegida (DOP) Montilla-Moriles: La Unión y La Aurora en Montilla; Jesús Nazareno en Baena; La Purísima en Puente Genil; San Jerónimo y Nuestra Señora del Rosario en Moriles; San Acacio en Montemayor; y la Cooperativa Vitivinícola Local en Aguilar de la Frontera.
Entre ellas sobresalen, por su volumen de producción, las dos entidades con sede en Montilla: La Unión –fundada en 1979 por un grupo de agricultores auspiciados por la Unión de Agricultores y Ganaderos (UAGA) y que, desde hace años, desarrolla la mayor vendimia de toda Andalucía– y la cooperativa Nuestra Señora de la Aurora –que cuenta en la actualidad con 780 socios, de los que 470 son viticultores y el resto son olivareros–.
“En los últimos cinco años, las cooperativas han elaborado de media el 75 por ciento de vino amparado por la DOP Montilla-Moriles, lo que da cuenta de la importancia que este sector tiene para el conjunto de la comarca”, recalcó Francisco Zurera, quien no obstante reconoció que existen algunas cooperativas en la zona que molturan partidas de uva muy pequeñas, lo que hace complicada su rentabilidad. “No entiendo cómo se mantienen”, se preguntó el delegado.
Por ello, el titular de Agricultura, Pesca y Desarrollo Rural abogó por “adaptar el cooperativismo” a las actuales exigencias del mercado. “Hace falta más comunicación, un mayor asesoramiento técnico y una mayor profesionalización”, defendió Francisco Zurera ante los responsables de las cooperativas del marco Montilla-Moriles, toda vez que se mostró convencido de que una labor de “comercialización conjunta” mantenida en el tiempo por parte de estas entidades sería “tremendamente positivo para el sector”.
“Tenemos que abrir nuevas líneas de colaboración y de comunicación porque la unión hace la fuerza”, señaló el delegado de Agricultura, quien manifestó la necesidad de “abundar” en la concentración de la oferta de sectores como el del aceite de oliva o el de los cereales, donde todavía no se han registrado avances en ese sentido.
“Las cooperativas deben emprender caminos de colaboración que les permitan ahorrar costes, seguir manteniendo la calidad y apostar por una comercialización conjunta, ya que en el año 2016 no se puede entender que el sector del vino no esté unido y cada entidad vaya por su lado”, añadió Francisco Zurera, que durante su intervención en la Oficina Comarcal Agraria de Montilla resaltó experiencias como las de Covap –“un ejemplo que muestra por dónde va el mundo”, según apuntó–, la cooperativa alimentaria de segundo grado Dcoop o Almazaras de la Subbética, “un proyecto que en la actualidad cuenta con alrededor de quince cooperativas, fruto del acuerdo de una cooperativa de primer grado para comercializar su aceite a granel”.
El responsable de Agricultura reiteró que el resultado de estas experiencias de cooperación productiva y comercializadora “es muy positivo” y se está registrando en sectores como los de la ganadería o el aceite de oliva, en los que “se han dado pasos en los últimos años para adaptarse a estos tiempos”.
“Si el cooperativismo no existiera, habría que inventarlo; pero, eso sí, un cooperativismo adaptado al año 2016”, destacó Francisco Zurera, quien hizo “un llamamiento al sentido común y a la lógica” para que el sector cooperativista del marco Montilla-Moriles “aúne esfuerzos” para reducir costes de producción e incrementar los volúmenes de ventas.
Por último, el delegado territorial de Agricultura, Pesca y Desarrollo Rural hizo un “llamamiento a la sostenibilidad del mundo del vino en el marco Montilla-Moriles”, un reto que, según defendió, “afecta a todos y cada uno de los protagonistas de la cadena de valor: desde el viticultor hasta el bodeguero o la industria, pasando por los elaboradores y las cooperativas”.
El sector del vino en Montilla-Moriles
Los últimos datos del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Protegida (DOP) Montilla-Moriles revelan que cuenta en la actualidad con 2.134 viticultores censados. En total, el cultivo de la vid en la zona Montilla-Moriles abarca 5.129 hectáreas, repartidas entre los diecisiete municipios que se integran en el marco: 1.628 inscritas en el Registro de Viñedo como Calidad Superior y 3.501 hectáreas en Zona de Producción.
De las 5.129 hectáreas de viñedo que hay en el marco Montilla-Moriles, 3.069 hectáreas se han acogido ya a los planes de reestructuración y reconversión que impulsa la Consejería de Agricultura, Pesca y Desarrollo Rural de la Junta de Andalucía, con fondos procedentes del Fondo Europeo Agrícola de Garantía (Feaga).
“La Junta de Andalucía ha hecho un esfuerzo más que razonable para propiciar la modernización de este cultivo”, subrayó el delegado territorial de Agricultura, que se mostró convencido de que “gracias a esas nuevas plantas en espaldera somos competitivos”.
De este modo, desde 2001 ya se han modernizado en Córdoba más de 3.000 hectáreas, lo que supone casi el 60 por ciento del total de viñedo en la zona, con una subvención acumulada de cerca de 30 millones de euros. Las ayudas, que en la última década han beneficiado a más de un millar de viticultores, han permitido implantar un mayor número de viñedos en espaldera, un sistema que permite mecanizar la mayoría de las labores agrícolas y que, tal y como destacó Francisco Zurera, "es más competitivo y, por tanto, cuenta con más posibilidades de futuro".
Actualmente existen en la provincia de Córdoba cuatro figuras de calidad en el sector vitivinícola: la DOP Montilla-Moriles y la DOP Vinagre de Montilla-Moriles, que comparten el Consejo Regulador que preside Javier Martín; junto a ellas está el indicativo geográfico Vinos de la Tierra-IGP de Córdoba –que desde el año 2004 ampara la producción de vinos tintos—y el de Villaviciosa de Córdoba –que certifica la calidad de los vinos blancos, jóvenes y dulces desde el año 2008--.
Con este objetivo, el responsable provincial de Agricultura, Francisco Zurera, convocó en la Oficina Comarcal Agraria de Montilla una reunión con los responsables de las ocho cooperativas que operan en la Denominación de Origen Protegida (DOP) Montilla-Moriles: La Unión y La Aurora en Montilla; Jesús Nazareno en Baena; La Purísima en Puente Genil; San Jerónimo y Nuestra Señora del Rosario en Moriles; San Acacio en Montemayor; y la Cooperativa Vitivinícola Local en Aguilar de la Frontera.
Entre ellas sobresalen, por su volumen de producción, las dos entidades con sede en Montilla: La Unión –fundada en 1979 por un grupo de agricultores auspiciados por la Unión de Agricultores y Ganaderos (UAGA) y que, desde hace años, desarrolla la mayor vendimia de toda Andalucía– y la cooperativa Nuestra Señora de la Aurora –que cuenta en la actualidad con 780 socios, de los que 470 son viticultores y el resto son olivareros–.
“En los últimos cinco años, las cooperativas han elaborado de media el 75 por ciento de vino amparado por la DOP Montilla-Moriles, lo que da cuenta de la importancia que este sector tiene para el conjunto de la comarca”, recalcó Francisco Zurera, quien no obstante reconoció que existen algunas cooperativas en la zona que molturan partidas de uva muy pequeñas, lo que hace complicada su rentabilidad. “No entiendo cómo se mantienen”, se preguntó el delegado.
Por ello, el titular de Agricultura, Pesca y Desarrollo Rural abogó por “adaptar el cooperativismo” a las actuales exigencias del mercado. “Hace falta más comunicación, un mayor asesoramiento técnico y una mayor profesionalización”, defendió Francisco Zurera ante los responsables de las cooperativas del marco Montilla-Moriles, toda vez que se mostró convencido de que una labor de “comercialización conjunta” mantenida en el tiempo por parte de estas entidades sería “tremendamente positivo para el sector”.
“Tenemos que abrir nuevas líneas de colaboración y de comunicación porque la unión hace la fuerza”, señaló el delegado de Agricultura, quien manifestó la necesidad de “abundar” en la concentración de la oferta de sectores como el del aceite de oliva o el de los cereales, donde todavía no se han registrado avances en ese sentido.
“Las cooperativas deben emprender caminos de colaboración que les permitan ahorrar costes, seguir manteniendo la calidad y apostar por una comercialización conjunta, ya que en el año 2016 no se puede entender que el sector del vino no esté unido y cada entidad vaya por su lado”, añadió Francisco Zurera, que durante su intervención en la Oficina Comarcal Agraria de Montilla resaltó experiencias como las de Covap –“un ejemplo que muestra por dónde va el mundo”, según apuntó–, la cooperativa alimentaria de segundo grado Dcoop o Almazaras de la Subbética, “un proyecto que en la actualidad cuenta con alrededor de quince cooperativas, fruto del acuerdo de una cooperativa de primer grado para comercializar su aceite a granel”.
El responsable de Agricultura reiteró que el resultado de estas experiencias de cooperación productiva y comercializadora “es muy positivo” y se está registrando en sectores como los de la ganadería o el aceite de oliva, en los que “se han dado pasos en los últimos años para adaptarse a estos tiempos”.
“Si el cooperativismo no existiera, habría que inventarlo; pero, eso sí, un cooperativismo adaptado al año 2016”, destacó Francisco Zurera, quien hizo “un llamamiento al sentido común y a la lógica” para que el sector cooperativista del marco Montilla-Moriles “aúne esfuerzos” para reducir costes de producción e incrementar los volúmenes de ventas.
Por último, el delegado territorial de Agricultura, Pesca y Desarrollo Rural hizo un “llamamiento a la sostenibilidad del mundo del vino en el marco Montilla-Moriles”, un reto que, según defendió, “afecta a todos y cada uno de los protagonistas de la cadena de valor: desde el viticultor hasta el bodeguero o la industria, pasando por los elaboradores y las cooperativas”.
El sector del vino en Montilla-Moriles
Los últimos datos del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Protegida (DOP) Montilla-Moriles revelan que cuenta en la actualidad con 2.134 viticultores censados. En total, el cultivo de la vid en la zona Montilla-Moriles abarca 5.129 hectáreas, repartidas entre los diecisiete municipios que se integran en el marco: 1.628 inscritas en el Registro de Viñedo como Calidad Superior y 3.501 hectáreas en Zona de Producción.
De las 5.129 hectáreas de viñedo que hay en el marco Montilla-Moriles, 3.069 hectáreas se han acogido ya a los planes de reestructuración y reconversión que impulsa la Consejería de Agricultura, Pesca y Desarrollo Rural de la Junta de Andalucía, con fondos procedentes del Fondo Europeo Agrícola de Garantía (Feaga).
“La Junta de Andalucía ha hecho un esfuerzo más que razonable para propiciar la modernización de este cultivo”, subrayó el delegado territorial de Agricultura, que se mostró convencido de que “gracias a esas nuevas plantas en espaldera somos competitivos”.
De este modo, desde 2001 ya se han modernizado en Córdoba más de 3.000 hectáreas, lo que supone casi el 60 por ciento del total de viñedo en la zona, con una subvención acumulada de cerca de 30 millones de euros. Las ayudas, que en la última década han beneficiado a más de un millar de viticultores, han permitido implantar un mayor número de viñedos en espaldera, un sistema que permite mecanizar la mayoría de las labores agrícolas y que, tal y como destacó Francisco Zurera, "es más competitivo y, por tanto, cuenta con más posibilidades de futuro".
Actualmente existen en la provincia de Córdoba cuatro figuras de calidad en el sector vitivinícola: la DOP Montilla-Moriles y la DOP Vinagre de Montilla-Moriles, que comparten el Consejo Regulador que preside Javier Martín; junto a ellas está el indicativo geográfico Vinos de la Tierra-IGP de Córdoba –que desde el año 2004 ampara la producción de vinos tintos—y el de Villaviciosa de Córdoba –que certifica la calidad de los vinos blancos, jóvenes y dulces desde el año 2008--.
J.P. BELLIDO / REDACCIÓN
FOTOGRAFÍAS: JOSÉ ANTONIO AGUILAR
FOTOGRAFÍAS: JOSÉ ANTONIO AGUILAR