Japón es el país que ha recibido mayor número de premios Pritzker de Arquitectura, pues nada menos que seis arquitectos y una arquitecta (Kayuzo Sejima) han sido galardonados con el más prestigioso galardón que se concede dentro de este ámbito. Y es que, desde que en 1987 lo recibiera el gran Kenzo Tange, con cierta regularidad han ido apareciendo nombres que han reforzado el prestigio de este país en el campo de la arquitectura contemporánea.
En ocasiones anteriores he hablado de Tadao Ando o de Shigeru Ban. Esta vez quisiera abordar la obra de Toyo Ito, no solamente por haber recibido el Pritzker recientemente en 2013, sino porque en Barcelona pueden verse obras suyas, entre las que se encuentra el sorprendente y singular hotel Porta Fira (correctamente habría que decir que es en L’Hospitalet de Llobregat, aunque esta localidad urbanísticamente está totalmente unida a Barcelona).
Tengo que aclarar que Toyo Ito, hijo de padres japoneses, nació durante la ocupación colonial nipona en la capital surcoreana de Seúl en 1941. Una vez que su familia regresó a Tokio, desarrolla sus estudios superiores de arquitectura en la Universidad Nacional de esta ciudad, finalizándolos en 1965. Tras un tiempo de cuatro años trabajando en el estudio de Kiyonori Kukatake, nombre de gran prestigio en la arquitectura japonesa, acaba teniendo estudio propio con el nombre de Toyo Ito & Associates, Architects. Esta denominación responde a la proyección internacional que tempranamente adquirió.
Puesto que dentro de esta serie sobre Arquitectura, que con cierta regularidad escribo, el mayor interés de la misma reside en que conozcamos la trayectoria del autor junto a las obras que hubiere realizado en nuestro país, en el caso de Toyo Ito comenzaré por aquellas que pueden verse en la ciudad condal.
Es probable que quien visite Barcelona por primera vez quiera conocer, aparte de la Sagrada Familia, la Casa Milá (popularmente conocida como La Pedrera) y también la Casa Batlló de Antoni Gaudí, ambas situadas en el Paseo de Gracia.
Pero no solo le llamarán la atención estas dos casas del arquitecto modernista catalán, sino que le sorprenderá un edificio, justo enfrente de la Pedrera y en la acera opuesta, cuya fachada está cubierta con ondulaciones de acero inoxidable, recordando a ciertas ondas marinas.
Se trata de la obra que Toyo Ito realizó para el Hotel Suites Avenue y que llevó a cabo al remodelar un antiguo edificio de oficinas para adecuarlo a un lujoso hotel que cuenta, incluso, con una sala de exposiciones. Lógicamente, quien contempla esta fachada entiende que no es la de un edificio de viviendas, puesto que el diseño se lleva a cabo no solo para “dialogar” con la arquitectura se Gaudí, sino también para proteger la intimidad de los huéspedes.
Lo más sorprendente de este diseño es que por la noche la iluminación del interior proporciona el negativo de la fachada que se contempla de día, como si se tratara de una especie de juego de sombras chinescas.
Tal como apunté anteriormente, la obra que más sorprende del arquitecto japonés es la que proyectó en L’Hospitalet de Llobregat y en una de las zonas de mayor desarrollo de Barcelona: el hotel Porta Fira.
Su forma recuerda a la del tronco de un árbol, de modo que a lo largo de sus 113 metros de altura se van formando de modo creciente las 26 plantas, cada una diferente a la anterior, manteniendo cierta similitud a las secciones que se obtienen cuando se corta un árbol.
El núcleo central del edificio es de tipo circular, estando ocupado por los accesos (escalera, ascensores, servicios), de modo que las habitaciones se encuentran alrededor del mismo, mirando al exterior y con alta luminosidad en todas ellas. Desde el exterior lo que se aprecian son los tubos de aluminio de color rojo unidos por rótulas a la estructura del edificio, de forma que se van adaptando a la superficie de la fachada en una especie de movimiento de rotación y de crecimiento hacia arriba.
Toyo Ito alude a las ideas estéticas de Antoni Gaudí para explicar este proyecto cuando nos indica que “Gaudí decía con frecuencia que su maestro era el árbol que tenía delante; por mi parte, yo también pienso que nunca podremos hacer una arquitectura mejor que la de un árbol”. Para ambos, la naturaleza se muestra como referente de creatividad y belleza.
La parte inferior del hotel se encuentra unida a otro edificio conformando las llamadas Torres Fira. En este segundo caso, el edificio está destinado a oficinas, con un acabado que contrasta con la organicidad del hotel, pues se muestra con todas las características volumétricas de la pura geometría, ya que tiene la forma de un paralelepípedo rectangular.
El exterior de esta segunda torre está acabado totalmente en cristal, conteniendo en sus fachadas una forma roja alargada hacia la parte superior y que puede contemplarse en sus lados mayores. Personalmente, me sugiere una especie de homenaje al ‘modulor’ de Le Corbusier, y que a Toyo Ito le sirve para establecer una cierta continuidad formal con el omnipresente rojo del hotel.
Como reconocimiento a este singular proyecto, conviene recordar que el hotel Porta Fira recibió en el año 2010 el premio de Arquitectura ‘Emporis Skyscraper Award’ al mejor edificio, imponiéndose a otros 300 que competían por lograr este galardón.
Como cualquier arquitecto, en sus inicios, Toyo Ito comienza por pequeños proyectos donde se van esbozando las ideas que paso a paso configurarán el estilo o los criterios proyectivos que marcarán la trayectoria a seguir. Dentro de sus primeras obras quisiera citar la casa denominada ‘White U’ que diseñó para sí mismo, aunque finalmente fuera su hermana quien la habitara durante veinte años ante de que fuera demolida.
Esta vivienda, que en nada recordaba a las casas tradicionales, puesto que como su propia denominación nos sugiere era una especie de letra U mayúscula, estaba pintada totalmente de color blanco en todos sus espacios. La intención de Ito era configurar un espacio habitable aislado del mundo exterior, al tiempo que se abría hacia un patio interior, como refugio de las tensiones que generan las grandes ciudades.
El propio autor nos explica las sensaciones que despertaba la casa ‘White U’ en quienes la habitaban: “Un interior totalmente blanco hacía que, curiosamente, tuvieras una conciencia elevada de las formas y de las cosas que en ella se encontraban. Así, se percibían las formas del mobiliario, las de la gente, lo que vestía cada uno, los colores, incluso las expresiones personales… Me daba cuenta de todas y cada una de las cosas que allí sucedían”.
Gran parte de las obras de Toyo Ito han sido proyectadas en su país. Dentro del conjunto de las mismas, es conocida la Mediateca de Sendai, ciudad que se encuentra a 300 kilómetros al norte de Tokio. En la misma, se planteaba albergar un conjunto de medios de información en diferentes soportes electrónicos, además de una biblioteca, una hemeroteca y sala de exposiciones, partiendo de la idea de flexibilizar y eliminar barreras, por lo que acudió a la total transparencia de los exteriores con las fachadas realizadas en vidrio.
Sobre este proyecto, nos dice su autor: “Todo comenzó con la imagen de algo flotando en un acuario. Es verdad que en alguna ocasión me he referido a las algas marinas, pero era para dar una cierta imagen del espacio. Lo que realmente quise hacer fue un espacio extremadamente fluido, en el que la idea del agua se relacionara con el aire y la luz. Para lograr esto en tres dimensiones y para poder construirlo, pensé en usar estructuras de inspiración orgánica -los tubos- con la intención de soportar los siete niveles del edificio”.
Para cerrar este breve recorrido por la obra del gran arquitecto japonés, quisiera comentar dos de ellas que ha realizado en Taiwán, esa isla que China reivindica como una provincia propia. Se trata del edificio de la Ópera de Taichung y el Estadio de Kaohsiung donde se celebraron los Juegos Mundiales de 2009.
Para comprender la estructura del edificio de la Ópera de Taichung conviene mirar previamente la maqueta que diseñó acerca del mismo, pues nos da una clara comprensión del singular volumen creado por Ito.
Todos sabemos que el dragón es una de las figuras mitológicas más relevantes de la cultura china. Pues bien, tomando como referencia la silueta alargada de esta figura que aparece en los eventos festivos de China, Toyo Ito proyectó el estadio en el que se iban a celebrar los Juegos Mundiales del año 2009.
Como bien se aprecia en la fotografía aérea mostrada, la cubierta de la parte central del estadio, de forma circular, se alarga como si fuera la cola de un dragón. Esto que puede pensarse que es un mero capricho estético no es así, puesto que la cubierta está realizada a partir de paneles solares como fuente de las necesidades energéticas de un estadio con capacidad de recibir a 55.000 espectadores que contemplan los encuentros de la selección de fútbol de Taiwán o China Taipéi, como gustan a los propios taiwaneses.
Como cierre, quisiera apuntar que la sorprendente variedad de respuestas formales de los proyectos de Toyo Ito (y de las que hemos dado una muestra de las mismas) no ha dado lugar a un cuestionamiento por parte de los críticos de una disciplina como es la arquitectura contemporánea, sino todo lo contrario: una unánime admiración por sus singulares y creativas soluciones arquitectónicas.
En ocasiones anteriores he hablado de Tadao Ando o de Shigeru Ban. Esta vez quisiera abordar la obra de Toyo Ito, no solamente por haber recibido el Pritzker recientemente en 2013, sino porque en Barcelona pueden verse obras suyas, entre las que se encuentra el sorprendente y singular hotel Porta Fira (correctamente habría que decir que es en L’Hospitalet de Llobregat, aunque esta localidad urbanísticamente está totalmente unida a Barcelona).
Tengo que aclarar que Toyo Ito, hijo de padres japoneses, nació durante la ocupación colonial nipona en la capital surcoreana de Seúl en 1941. Una vez que su familia regresó a Tokio, desarrolla sus estudios superiores de arquitectura en la Universidad Nacional de esta ciudad, finalizándolos en 1965. Tras un tiempo de cuatro años trabajando en el estudio de Kiyonori Kukatake, nombre de gran prestigio en la arquitectura japonesa, acaba teniendo estudio propio con el nombre de Toyo Ito & Associates, Architects. Esta denominación responde a la proyección internacional que tempranamente adquirió.
Puesto que dentro de esta serie sobre Arquitectura, que con cierta regularidad escribo, el mayor interés de la misma reside en que conozcamos la trayectoria del autor junto a las obras que hubiere realizado en nuestro país, en el caso de Toyo Ito comenzaré por aquellas que pueden verse en la ciudad condal.
Es probable que quien visite Barcelona por primera vez quiera conocer, aparte de la Sagrada Familia, la Casa Milá (popularmente conocida como La Pedrera) y también la Casa Batlló de Antoni Gaudí, ambas situadas en el Paseo de Gracia.
Pero no solo le llamarán la atención estas dos casas del arquitecto modernista catalán, sino que le sorprenderá un edificio, justo enfrente de la Pedrera y en la acera opuesta, cuya fachada está cubierta con ondulaciones de acero inoxidable, recordando a ciertas ondas marinas.
Se trata de la obra que Toyo Ito realizó para el Hotel Suites Avenue y que llevó a cabo al remodelar un antiguo edificio de oficinas para adecuarlo a un lujoso hotel que cuenta, incluso, con una sala de exposiciones. Lógicamente, quien contempla esta fachada entiende que no es la de un edificio de viviendas, puesto que el diseño se lleva a cabo no solo para “dialogar” con la arquitectura se Gaudí, sino también para proteger la intimidad de los huéspedes.
Lo más sorprendente de este diseño es que por la noche la iluminación del interior proporciona el negativo de la fachada que se contempla de día, como si se tratara de una especie de juego de sombras chinescas.
Tal como apunté anteriormente, la obra que más sorprende del arquitecto japonés es la que proyectó en L’Hospitalet de Llobregat y en una de las zonas de mayor desarrollo de Barcelona: el hotel Porta Fira.
Su forma recuerda a la del tronco de un árbol, de modo que a lo largo de sus 113 metros de altura se van formando de modo creciente las 26 plantas, cada una diferente a la anterior, manteniendo cierta similitud a las secciones que se obtienen cuando se corta un árbol.
El núcleo central del edificio es de tipo circular, estando ocupado por los accesos (escalera, ascensores, servicios), de modo que las habitaciones se encuentran alrededor del mismo, mirando al exterior y con alta luminosidad en todas ellas. Desde el exterior lo que se aprecian son los tubos de aluminio de color rojo unidos por rótulas a la estructura del edificio, de forma que se van adaptando a la superficie de la fachada en una especie de movimiento de rotación y de crecimiento hacia arriba.
Toyo Ito alude a las ideas estéticas de Antoni Gaudí para explicar este proyecto cuando nos indica que “Gaudí decía con frecuencia que su maestro era el árbol que tenía delante; por mi parte, yo también pienso que nunca podremos hacer una arquitectura mejor que la de un árbol”. Para ambos, la naturaleza se muestra como referente de creatividad y belleza.
La parte inferior del hotel se encuentra unida a otro edificio conformando las llamadas Torres Fira. En este segundo caso, el edificio está destinado a oficinas, con un acabado que contrasta con la organicidad del hotel, pues se muestra con todas las características volumétricas de la pura geometría, ya que tiene la forma de un paralelepípedo rectangular.
El exterior de esta segunda torre está acabado totalmente en cristal, conteniendo en sus fachadas una forma roja alargada hacia la parte superior y que puede contemplarse en sus lados mayores. Personalmente, me sugiere una especie de homenaje al ‘modulor’ de Le Corbusier, y que a Toyo Ito le sirve para establecer una cierta continuidad formal con el omnipresente rojo del hotel.
Como reconocimiento a este singular proyecto, conviene recordar que el hotel Porta Fira recibió en el año 2010 el premio de Arquitectura ‘Emporis Skyscraper Award’ al mejor edificio, imponiéndose a otros 300 que competían por lograr este galardón.
Como cualquier arquitecto, en sus inicios, Toyo Ito comienza por pequeños proyectos donde se van esbozando las ideas que paso a paso configurarán el estilo o los criterios proyectivos que marcarán la trayectoria a seguir. Dentro de sus primeras obras quisiera citar la casa denominada ‘White U’ que diseñó para sí mismo, aunque finalmente fuera su hermana quien la habitara durante veinte años ante de que fuera demolida.
Esta vivienda, que en nada recordaba a las casas tradicionales, puesto que como su propia denominación nos sugiere era una especie de letra U mayúscula, estaba pintada totalmente de color blanco en todos sus espacios. La intención de Ito era configurar un espacio habitable aislado del mundo exterior, al tiempo que se abría hacia un patio interior, como refugio de las tensiones que generan las grandes ciudades.
El propio autor nos explica las sensaciones que despertaba la casa ‘White U’ en quienes la habitaban: “Un interior totalmente blanco hacía que, curiosamente, tuvieras una conciencia elevada de las formas y de las cosas que en ella se encontraban. Así, se percibían las formas del mobiliario, las de la gente, lo que vestía cada uno, los colores, incluso las expresiones personales… Me daba cuenta de todas y cada una de las cosas que allí sucedían”.
Gran parte de las obras de Toyo Ito han sido proyectadas en su país. Dentro del conjunto de las mismas, es conocida la Mediateca de Sendai, ciudad que se encuentra a 300 kilómetros al norte de Tokio. En la misma, se planteaba albergar un conjunto de medios de información en diferentes soportes electrónicos, además de una biblioteca, una hemeroteca y sala de exposiciones, partiendo de la idea de flexibilizar y eliminar barreras, por lo que acudió a la total transparencia de los exteriores con las fachadas realizadas en vidrio.
Sobre este proyecto, nos dice su autor: “Todo comenzó con la imagen de algo flotando en un acuario. Es verdad que en alguna ocasión me he referido a las algas marinas, pero era para dar una cierta imagen del espacio. Lo que realmente quise hacer fue un espacio extremadamente fluido, en el que la idea del agua se relacionara con el aire y la luz. Para lograr esto en tres dimensiones y para poder construirlo, pensé en usar estructuras de inspiración orgánica -los tubos- con la intención de soportar los siete niveles del edificio”.
Para cerrar este breve recorrido por la obra del gran arquitecto japonés, quisiera comentar dos de ellas que ha realizado en Taiwán, esa isla que China reivindica como una provincia propia. Se trata del edificio de la Ópera de Taichung y el Estadio de Kaohsiung donde se celebraron los Juegos Mundiales de 2009.
Para comprender la estructura del edificio de la Ópera de Taichung conviene mirar previamente la maqueta que diseñó acerca del mismo, pues nos da una clara comprensión del singular volumen creado por Ito.
Todos sabemos que el dragón es una de las figuras mitológicas más relevantes de la cultura china. Pues bien, tomando como referencia la silueta alargada de esta figura que aparece en los eventos festivos de China, Toyo Ito proyectó el estadio en el que se iban a celebrar los Juegos Mundiales del año 2009.
Como bien se aprecia en la fotografía aérea mostrada, la cubierta de la parte central del estadio, de forma circular, se alarga como si fuera la cola de un dragón. Esto que puede pensarse que es un mero capricho estético no es así, puesto que la cubierta está realizada a partir de paneles solares como fuente de las necesidades energéticas de un estadio con capacidad de recibir a 55.000 espectadores que contemplan los encuentros de la selección de fútbol de Taiwán o China Taipéi, como gustan a los propios taiwaneses.
Como cierre, quisiera apuntar que la sorprendente variedad de respuestas formales de los proyectos de Toyo Ito (y de las que hemos dado una muestra de las mismas) no ha dado lugar a un cuestionamiento por parte de los críticos de una disciplina como es la arquitectura contemporánea, sino todo lo contrario: una unánime admiración por sus singulares y creativas soluciones arquitectónicas.
AURELIANO SÁINZ