“Me siento estafada, humillada y cabreada”. Así resume su experiencia la joven montillana Cristina Barea, una de las asistentes al cotillón de Fin de Año que promovió ayer una empresa de Málaga en el Hotel Atalaya de La Rambla, un establecimiento situado en el paraje de El Portichuelo, en la confluencia de los términos municipales de Montilla, Montemayor y La Rambla.
Desde primera hora de la tarde, las redes sociales se han llenado de quejas y denuncias contra Eventos Color Sur, una firma con sede en la localidad malagueña de Fuengirola que organizó para la primera noche del año tres fiestas en Andalucía: una de ellas en el Auditorio Municipal Príncipe de Asturias de Torremolinos; la segunda, en el recinto ferial de Moguer, en Huelva; y la tercera, en el Hotel Atalaya de La Rambla.
La mayoría de los testimonios compartidos en Facebook e Instagram coinciden en las “malas condiciones” en las que se desarrolló el evento y en el “exceso de aforo”. Según Cristina Barea, que ha contactado con Montilla Digital para denunciar lo sucedido, “el aforo se excedió con creces, en un recinto que, además, carecía de cualquier tipo de ventilación”.
Pese a que los promotores establecieron tres tipos de entradas –una General, a 36,00 euros; otra Vip, por 44,00 euros; y una Premium, por 60,00 euros–, muchos de los asistentes aseguran que todos ellos compartieron espacio y debieron soportar largas colas para acceder al recinto y para poder pedir las consumiciones.
“Todos estábamos en las mismas salas y había colas de más de una hora para ir al baño o para pedir un cubata”, asegura otro de los afectados, que añade que aunque la publicidad del evento anunciaba “primeras marcas”, los camareros sirvieron bebidas alcohólicas de marcas desconocidas y refrescos de botellas de dos litros. “También anunciaron canapés dulces y salados y, en realidad, solo sirvieron pan de molde cortado en trozos en una de las barras”, explica otra joven afectada.
“Lo peor eran las colas interminables y, en los baños, con tanta gente amontonada, sentías que te faltaba la respiración”, asegura otra de las asistentes, que recuerda que una joven que guardaba cola delante de ella sufrió una caída dañándose la barbilla sin que ningún responsable de la fiesta le prestara atención.
Otro de los aspectos que despertaron más quejas entre los asistentes al cotillón fue el del transporte hasta el hotel, situado a unos cinco kilómetros de Montilla. “Supuestamente había autobuses que nos recogían y nos traían pero muchos tuvimos que ir en coche, al no tener noticias de los autobuses”, apunta Cristina Barea.
“En Fátima nos quedamos más de cuarenta personas sin bus: solo vino uno a recogernos a pesar de que éramos unas cien personas”, relata otro de los afectados, vecino de Córdoba, quien califica de “desastre” la organización del evento.
La “falta de previsión” que denuncian muchos de los asistentes al cotillón se vio agravada una vez concluido el evento. “La gente comenzó a empujar para poder meterse en los autobuses, que eran claramente insuficientes para trasladar a todo el público que había”, relata Cristina Barea, quien asegura que a pesar de que llegaron a viajar “tres y cuatro personas en asientos para dos”, hubo muchos asistentes que para poder regresar a casa tuvieron que llamar a taxis o, incluso, conducir sus propios coches pese a haber ingerido alcohol en la fiesta.
El cúmulo de despropósitos que denuncian muchos de los asistentes a la fiesta terminó provocando algunos incidentes que, según los testimonios aportados por numerosos testigos, requirió la presencia de varias patrullas de la Guardia Civil y de efectivos sanitarios que debieron atender, a un joven con heridas en la cabeza por el lanzamiento de una botella, además de algunos comas etílicos.
Este periódico ha tratado, sin éxito, de contactar con la empresa promotora que, sin embargo, ha decidido cancelar su perfil en Facebook. Igualmente, no ha sido posible conocer la versión del Hotel Atalaya, recinto en el que se celebró el evento.
Desde primera hora de la tarde, las redes sociales se han llenado de quejas y denuncias contra Eventos Color Sur, una firma con sede en la localidad malagueña de Fuengirola que organizó para la primera noche del año tres fiestas en Andalucía: una de ellas en el Auditorio Municipal Príncipe de Asturias de Torremolinos; la segunda, en el recinto ferial de Moguer, en Huelva; y la tercera, en el Hotel Atalaya de La Rambla.
La mayoría de los testimonios compartidos en Facebook e Instagram coinciden en las “malas condiciones” en las que se desarrolló el evento y en el “exceso de aforo”. Según Cristina Barea, que ha contactado con Montilla Digital para denunciar lo sucedido, “el aforo se excedió con creces, en un recinto que, además, carecía de cualquier tipo de ventilación”.
Pese a que los promotores establecieron tres tipos de entradas –una General, a 36,00 euros; otra Vip, por 44,00 euros; y una Premium, por 60,00 euros–, muchos de los asistentes aseguran que todos ellos compartieron espacio y debieron soportar largas colas para acceder al recinto y para poder pedir las consumiciones.
“Todos estábamos en las mismas salas y había colas de más de una hora para ir al baño o para pedir un cubata”, asegura otro de los afectados, que añade que aunque la publicidad del evento anunciaba “primeras marcas”, los camareros sirvieron bebidas alcohólicas de marcas desconocidas y refrescos de botellas de dos litros. “También anunciaron canapés dulces y salados y, en realidad, solo sirvieron pan de molde cortado en trozos en una de las barras”, explica otra joven afectada.
“Lo peor eran las colas interminables y, en los baños, con tanta gente amontonada, sentías que te faltaba la respiración”, asegura otra de las asistentes, que recuerda que una joven que guardaba cola delante de ella sufrió una caída dañándose la barbilla sin que ningún responsable de la fiesta le prestara atención.
Otro de los aspectos que despertaron más quejas entre los asistentes al cotillón fue el del transporte hasta el hotel, situado a unos cinco kilómetros de Montilla. “Supuestamente había autobuses que nos recogían y nos traían pero muchos tuvimos que ir en coche, al no tener noticias de los autobuses”, apunta Cristina Barea.
“En Fátima nos quedamos más de cuarenta personas sin bus: solo vino uno a recogernos a pesar de que éramos unas cien personas”, relata otro de los afectados, vecino de Córdoba, quien califica de “desastre” la organización del evento.
La “falta de previsión” que denuncian muchos de los asistentes al cotillón se vio agravada una vez concluido el evento. “La gente comenzó a empujar para poder meterse en los autobuses, que eran claramente insuficientes para trasladar a todo el público que había”, relata Cristina Barea, quien asegura que a pesar de que llegaron a viajar “tres y cuatro personas en asientos para dos”, hubo muchos asistentes que para poder regresar a casa tuvieron que llamar a taxis o, incluso, conducir sus propios coches pese a haber ingerido alcohol en la fiesta.
El cúmulo de despropósitos que denuncian muchos de los asistentes a la fiesta terminó provocando algunos incidentes que, según los testimonios aportados por numerosos testigos, requirió la presencia de varias patrullas de la Guardia Civil y de efectivos sanitarios que debieron atender, a un joven con heridas en la cabeza por el lanzamiento de una botella, además de algunos comas etílicos.
Este periódico ha tratado, sin éxito, de contactar con la empresa promotora que, sin embargo, ha decidido cancelar su perfil en Facebook. Igualmente, no ha sido posible conocer la versión del Hotel Atalaya, recinto en el que se celebró el evento.
J.P. BELLIDO / REDACCIÓN