Con una esperanza de vida que supera los 80 años, ¿por qué alguien de 40 es viejo, especialmente si eres mujer, para el mercado laboral? Este sistema está enfermo: solo quiere caras jóvenes, sean como sean, y de ahí viene esa necesidad imperante de cirugía estética.
Con 20 años no sabes de qué va la vida; con 30 buscas tu lugar y con 40 estás asentado y ya sabes lo que quieres: tienes una experiencia vital y una intuición desarrollada que te ayuda a tomar mejores decisiones. Pues nada, eso no se valora. Si además de tener 40, eres mujer, te vuelves invisible para muchas empresas.
El problema es que no se tiene en cuenta el capital humano, ese tesoro que acumula la formación de las personas, sus vivencias, su profesionalidad... fruto de años de trabajo. Y como todo capital, tiene un valor y un precio. Pero cuando tu economía se basa en costes baratos, con sueldos bajos, te da igual contratar a alguien de 20 años para un puesto de responsabilidad porque le puedes pagar poco dinero. Solo por eso.
En España se malgasta capital a borbotones. Conocí hace tiempo a un señor que había sido un alto directivo y, con 80 años, había formado una asociación de gente de su edad, profesionales jubilados que se dedicaban a asesorar a personas jóvenes que querían montar una empresa. Ellos aportaban de manera desinteresada su capital a estas nuevas empresas. El capital más importante: el de la experiencia de años trabajando.
No soy partidaria de hacer siempre lo mismo: soy una fiel defensora de la innovación. Pero para avanzar, hay que conocer el pasado. Si aprendo cómo se ha hecho siempre una tarea, puedo plantearme una nueva forma de llevarla a cabo. Uniendo experiencia con ganas de avanzar, un país puede llegar lejos.
Veo gente de 40 años con una excelente preparación, con años de vida laboral, que ha trabajado bien y que el zarpazo de la crisis o la mala gestión de los dirigentes de la empresa –bastante común en esta España nuestra– los han condenado al ostracismo.
No es que en otros países el panorama para los que tienen más de 40 esté mucho mejor, pero sí hay países donde lo que se busca es la calidad y no la cantidad. Son esos países punteros en investigación, en innovación y en economía. Porque, al final, está claro que si utilizas bien tus recursos, sean humanos o no, podrás crecer y hacer que tu país sea un sitio mejor para vivir. Ojalá alguien vea la valía de mi prima…
Con 20 años no sabes de qué va la vida; con 30 buscas tu lugar y con 40 estás asentado y ya sabes lo que quieres: tienes una experiencia vital y una intuición desarrollada que te ayuda a tomar mejores decisiones. Pues nada, eso no se valora. Si además de tener 40, eres mujer, te vuelves invisible para muchas empresas.
El problema es que no se tiene en cuenta el capital humano, ese tesoro que acumula la formación de las personas, sus vivencias, su profesionalidad... fruto de años de trabajo. Y como todo capital, tiene un valor y un precio. Pero cuando tu economía se basa en costes baratos, con sueldos bajos, te da igual contratar a alguien de 20 años para un puesto de responsabilidad porque le puedes pagar poco dinero. Solo por eso.
En España se malgasta capital a borbotones. Conocí hace tiempo a un señor que había sido un alto directivo y, con 80 años, había formado una asociación de gente de su edad, profesionales jubilados que se dedicaban a asesorar a personas jóvenes que querían montar una empresa. Ellos aportaban de manera desinteresada su capital a estas nuevas empresas. El capital más importante: el de la experiencia de años trabajando.
No soy partidaria de hacer siempre lo mismo: soy una fiel defensora de la innovación. Pero para avanzar, hay que conocer el pasado. Si aprendo cómo se ha hecho siempre una tarea, puedo plantearme una nueva forma de llevarla a cabo. Uniendo experiencia con ganas de avanzar, un país puede llegar lejos.
Veo gente de 40 años con una excelente preparación, con años de vida laboral, que ha trabajado bien y que el zarpazo de la crisis o la mala gestión de los dirigentes de la empresa –bastante común en esta España nuestra– los han condenado al ostracismo.
No es que en otros países el panorama para los que tienen más de 40 esté mucho mejor, pero sí hay países donde lo que se busca es la calidad y no la cantidad. Son esos países punteros en investigación, en innovación y en economía. Porque, al final, está claro que si utilizas bien tus recursos, sean humanos o no, podrás crecer y hacer que tu país sea un sitio mejor para vivir. Ojalá alguien vea la valía de mi prima…
MARÍA JESÚS SÁNCHEZ