El delegado de Agricultura, Pesca y Desarrollo Rural de la Junta de Andalucía, Francisco Zurera, entregó ayer en Moriles los premios del Concurso Pedro Cabezuelo correspondientes a la campaña 2017, unos galardones que pretenden reconocer el trabajo realizado por los viticultores del marco Montilla-Moriles en la detección precoz del mildiu.
En esta edición han resultado premiados viticultores de toda la Denominación de Origen Protegida (DOP) Montilla-Moriles. Así, el primer premio, dotado con 700 euros, recayó en el egabrense Rafael Rasero Cerezo, quien fue el primero en dar la voz de alarma en la provincia de Córdoba para poder atajar a tiempo el impacto de esta epidemia vegetal que afecta a los viñedos, especialmente durante los meses de primavera
El segundo premio, dotado de 500 euros para la primera detección en otra zona biológica, fue para Ángel Mata Luque, de Montemayor, mientras que el tercer premio (250 €) recayó en José Antonio Pérez Garrido, de Aguilar de la Frontera. El cuarto premio, también de 250 euros, fue para Juan Luque Torres, de La Rambla.
"La detección y comunicación precoz de manchas de mildiu en los viñedos es de gran importancia para reducir daños y evitar que se extienda", señaló Francisco Zurera, quien agradeció la "vigilancia constante" por parte de los propios viticultores. En ese sentido, el responsable de Agricultura valoró "muy positivamente" la convocatoria de este concurso que, en palabras de Zurera, "supone un aliciente para los viticultores, que mantienen una actitud vigilante para evitar que el mildiu dañe sus viñedos".
El delegado territorial de Agricultura se mostró convencido de que "la detección precoz y su comunicación inmediata son beneficiosas para reducir costes y también para el medio ambiente, ya que se promueve una forma de producir más sostenible y se optimizan los tratamientos".
Los Premios Mildium "Pedro Cabezuelo", promovidos por la Fundación Caja Rural del Sur, se convocaron por primera vez en 1984, gracias a la iniciativa de Pedro Cabezuelo, jefe de la Sección de Protección de los Vegetales en Córdoba.
El programa dio sus primeros frutos entre 1989 y 1991, años en los que gracias a las denuncias de las primeras manchas y a la divulgación realizada por la propia Delegación de Agricultura y Pesca en los medios de comunicación y en charlas directas a los agricultores, se consiguió detener la epidemia. Desde entonces, el nombre del promotor del concurso, Pedro Cabezuelo, ha ido unido a la convocatoria de estos premios.
Un hongo muy peligroso para el viñedo
Conocido en otras regiones como añublo o mildeo, este hongo parásito originario de América puede ocasionar daños devastadores en todos los órganos de la planta si el clima le favorece. De esta forma, representa una de las enfermedades criptogámicas más peligrosas y de las más temidas por los viticultores porque, cuando la infección es grande, puede devastar toda la producción de una zona vitivinícola.
Generalmente, los agricultores de Montemayor son los primeros en dar la alerta cada año en la zona Montilla-Moriles, al contar con viñedos en terrenos arenosos, donde la brotación es más temprana. Una vez que se detecta la primera mancha, el Aula de Viticultura del Consejo Regulador da la voz de alarma y los viticultores empiezan a aplicar los tratamientos correspondientes, a base de productos penetrantes y sistémicos que actúan incluso cuando la enfermedad se ha hecho presente en la planta.
De esta forma, a los viñedos afectados se les pueden aplicar tratamientos a base de cobre que, además de ofrecer buenos resultados, tienen un coste relativamente bajo. No obstante, si la infección es mayor, es recomendable acudir a productos sistémicos, con lo que el tratamiento se encarece considerablemente.
En esta edición han resultado premiados viticultores de toda la Denominación de Origen Protegida (DOP) Montilla-Moriles. Así, el primer premio, dotado con 700 euros, recayó en el egabrense Rafael Rasero Cerezo, quien fue el primero en dar la voz de alarma en la provincia de Córdoba para poder atajar a tiempo el impacto de esta epidemia vegetal que afecta a los viñedos, especialmente durante los meses de primavera
El segundo premio, dotado de 500 euros para la primera detección en otra zona biológica, fue para Ángel Mata Luque, de Montemayor, mientras que el tercer premio (250 €) recayó en José Antonio Pérez Garrido, de Aguilar de la Frontera. El cuarto premio, también de 250 euros, fue para Juan Luque Torres, de La Rambla.
"La detección y comunicación precoz de manchas de mildiu en los viñedos es de gran importancia para reducir daños y evitar que se extienda", señaló Francisco Zurera, quien agradeció la "vigilancia constante" por parte de los propios viticultores. En ese sentido, el responsable de Agricultura valoró "muy positivamente" la convocatoria de este concurso que, en palabras de Zurera, "supone un aliciente para los viticultores, que mantienen una actitud vigilante para evitar que el mildiu dañe sus viñedos".
El delegado territorial de Agricultura se mostró convencido de que "la detección precoz y su comunicación inmediata son beneficiosas para reducir costes y también para el medio ambiente, ya que se promueve una forma de producir más sostenible y se optimizan los tratamientos".
Los Premios Mildium "Pedro Cabezuelo", promovidos por la Fundación Caja Rural del Sur, se convocaron por primera vez en 1984, gracias a la iniciativa de Pedro Cabezuelo, jefe de la Sección de Protección de los Vegetales en Córdoba.
El programa dio sus primeros frutos entre 1989 y 1991, años en los que gracias a las denuncias de las primeras manchas y a la divulgación realizada por la propia Delegación de Agricultura y Pesca en los medios de comunicación y en charlas directas a los agricultores, se consiguió detener la epidemia. Desde entonces, el nombre del promotor del concurso, Pedro Cabezuelo, ha ido unido a la convocatoria de estos premios.
Un hongo muy peligroso para el viñedo
Conocido en otras regiones como añublo o mildeo, este hongo parásito originario de América puede ocasionar daños devastadores en todos los órganos de la planta si el clima le favorece. De esta forma, representa una de las enfermedades criptogámicas más peligrosas y de las más temidas por los viticultores porque, cuando la infección es grande, puede devastar toda la producción de una zona vitivinícola.
Generalmente, los agricultores de Montemayor son los primeros en dar la alerta cada año en la zona Montilla-Moriles, al contar con viñedos en terrenos arenosos, donde la brotación es más temprana. Una vez que se detecta la primera mancha, el Aula de Viticultura del Consejo Regulador da la voz de alarma y los viticultores empiezan a aplicar los tratamientos correspondientes, a base de productos penetrantes y sistémicos que actúan incluso cuando la enfermedad se ha hecho presente en la planta.
De esta forma, a los viñedos afectados se les pueden aplicar tratamientos a base de cobre que, además de ofrecer buenos resultados, tienen un coste relativamente bajo. No obstante, si la infección es mayor, es recomendable acudir a productos sistémicos, con lo que el tratamiento se encarece considerablemente.
J.P. BELLIDO / REDACCIÓN