El Instituto de Geomorfología y Suelos, del
departamento de Geografía de la Universidad de Málaga (UMA), y el grupo
SEDER del departamento de Geografía Física de la Universidad de Valencia
han diseñado un nuevo método para la estimación de la erosión en los
cultivos vitivinícolas. En este proyecto también han participado
investigadores de las universidades de Palermo, Queensland, Politécnica
de Valencia, Dickinson y de Wageningen.
El estudio se apoya en el método de los tocones, un sistema de medición de la erosión en el campo que observa el tocón de la planta en cultivos injertados. El tocón es la parte del tronco de una parra que se queda unida a la raíz y sobre la que se realiza el injerto para que crezca la cepa. Los tocones no crecen verticalmente y no suelen cambiar de posición, por lo que se puede apreciar visualmente si el terreno se ha erosionado o compactado según comprobaron en los primeros estudios que se realizaron en la Borgoña francesa o Navarra.
La evolución de esta técnica ha permitido relacionar la erosión que se produce entre distintas parras con la de todo el campo de cultivo. El nuevo método mejorado, denominado ISUM (Improved Stock Unearthing Method), ofrece una respuesta científica y estimada al proceso de erosión que se produce en los cultivos vitivinícolas en espaldera.
Este método supone una evolución al incorporar al cálculo de la distancia de separación entre el tocón y el suelo y las mediciones en el interior de las calles del campo de cultivo. Los investigadores unen con una cuerda los tocones de dos calles diferentes y a partir de ahí pueden ir determinando la erosión en cada una de las zonas de la parcela.
Los investigaciones que han desarrollado este método han publicado cuatro artículos en revistas especializadas que resuelven cuestiones clásicas del sector agrícola con una base científica. En primer lugar han demostrado, estimando cifras aproximadas, que existe una mayor degradación del terreno en las parras jóvenes que en las que se plantaron hace dos o tres décadas.
Asimismo, han evaluado sobre qué tipo de sustratos se produce la erosión de una manera más señalada, como ocurre por ejemplo con las margas. También han comprobado en qué parte del viñedo se produce menor pérdida de terreno o cómo se comporta la tierra tras el paso periódico de tractores, lo que afecta directamente al momento y forma de medir.
Resultados visuales
El método aporta muchas ventajas. En primer lugar no es invasivo, es rápido porque en un día de campo se pueden realizar muchas mediciones y además los resultados son muy visuales. De esta forma, este nuevo sistema ofrece tres tipos de resultados.
El primero de ellos consiste en una gráfica donde, representando la microtopografía, se observa fácilmente dónde ha habido una erosión mayor o una acumulación de tierra. El segundo, el más visual, se presenta mediante un mapa del terreno con colores en el que el verde indica una acumulación de la tierra y el rojo movilización. Por último, los datos obtenidos se introducen en una ecuación de pérdida y ganancia que proporciona una tasa de erosión estimada en toneladas, hectáreas y año.
El sistema busca que los propios agricultores puedan interpretar los resultados y observar en qué zonas les están funcionando las acciones que llevan a cabo. En actualidad, existe una corriente muy fuerte del uso de drones y fotogrametría para esta tarea, aunque el acceso a la tecnología para el agricultor es complicado por las licencias, los conocimientos requeridos y los precios de los aparatos.
Por ello, los investigadores pretenden que su técnica pueda aplicarse en países con menores recursos económicos y pocos estudios sobre erosión en viñas como los de Asia, África o Sudamérica. En 2018, ya se han realizado mediciones en otras zonas del país como Albacete o Cáceres y ya están preparando nuevos artículos tras los estudios realizados sobre las regiones vitivinícolas de La Mancha o Tierra de Barros.
En breve, se pretende comenzar a aplicarlo en países como Holanda, Croacia, Italia o Chile. Además, dada su vinculación con la UMA, tienen previsto iniciar a corto plazo mediciones en Málaga, concretamente en Ronda y Antequera.
El estudio se apoya en el método de los tocones, un sistema de medición de la erosión en el campo que observa el tocón de la planta en cultivos injertados. El tocón es la parte del tronco de una parra que se queda unida a la raíz y sobre la que se realiza el injerto para que crezca la cepa. Los tocones no crecen verticalmente y no suelen cambiar de posición, por lo que se puede apreciar visualmente si el terreno se ha erosionado o compactado según comprobaron en los primeros estudios que se realizaron en la Borgoña francesa o Navarra.
La evolución de esta técnica ha permitido relacionar la erosión que se produce entre distintas parras con la de todo el campo de cultivo. El nuevo método mejorado, denominado ISUM (Improved Stock Unearthing Method), ofrece una respuesta científica y estimada al proceso de erosión que se produce en los cultivos vitivinícolas en espaldera.
Este método supone una evolución al incorporar al cálculo de la distancia de separación entre el tocón y el suelo y las mediciones en el interior de las calles del campo de cultivo. Los investigadores unen con una cuerda los tocones de dos calles diferentes y a partir de ahí pueden ir determinando la erosión en cada una de las zonas de la parcela.
Los investigaciones que han desarrollado este método han publicado cuatro artículos en revistas especializadas que resuelven cuestiones clásicas del sector agrícola con una base científica. En primer lugar han demostrado, estimando cifras aproximadas, que existe una mayor degradación del terreno en las parras jóvenes que en las que se plantaron hace dos o tres décadas.
Asimismo, han evaluado sobre qué tipo de sustratos se produce la erosión de una manera más señalada, como ocurre por ejemplo con las margas. También han comprobado en qué parte del viñedo se produce menor pérdida de terreno o cómo se comporta la tierra tras el paso periódico de tractores, lo que afecta directamente al momento y forma de medir.
Resultados visuales
El método aporta muchas ventajas. En primer lugar no es invasivo, es rápido porque en un día de campo se pueden realizar muchas mediciones y además los resultados son muy visuales. De esta forma, este nuevo sistema ofrece tres tipos de resultados.
El primero de ellos consiste en una gráfica donde, representando la microtopografía, se observa fácilmente dónde ha habido una erosión mayor o una acumulación de tierra. El segundo, el más visual, se presenta mediante un mapa del terreno con colores en el que el verde indica una acumulación de la tierra y el rojo movilización. Por último, los datos obtenidos se introducen en una ecuación de pérdida y ganancia que proporciona una tasa de erosión estimada en toneladas, hectáreas y año.
El sistema busca que los propios agricultores puedan interpretar los resultados y observar en qué zonas les están funcionando las acciones que llevan a cabo. En actualidad, existe una corriente muy fuerte del uso de drones y fotogrametría para esta tarea, aunque el acceso a la tecnología para el agricultor es complicado por las licencias, los conocimientos requeridos y los precios de los aparatos.
Por ello, los investigadores pretenden que su técnica pueda aplicarse en países con menores recursos económicos y pocos estudios sobre erosión en viñas como los de Asia, África o Sudamérica. En 2018, ya se han realizado mediciones en otras zonas del país como Albacete o Cáceres y ya están preparando nuevos artículos tras los estudios realizados sobre las regiones vitivinícolas de La Mancha o Tierra de Barros.
En breve, se pretende comenzar a aplicarlo en países como Holanda, Croacia, Italia o Chile. Además, dada su vinculación con la UMA, tienen previsto iniciar a corto plazo mediciones en Málaga, concretamente en Ronda y Antequera.
REDACCIÓN / ANDALUCÍA DIGITAL