España debe aprovechar el impulso que se ha dado en los últimos años a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) para construir un modelo de sociedad compartida y responsable, dado que se trata de un proyecto movilizador que precisa del consenso y del esfuerzo de las administraciones, del sector privado, de las organizaciones de la sociedad civil, del sector de las comunicaciones, de la Universidad y de la ciudadanía para alcanzar un modelo de desarrollo sostenible compartido con las personas y con el medio ambiente.
La incertidumbre y la urgencia de dar respuesta a los grandes desafíos sociales, económicos y ambientales marcan en el presente para las comunidades autónomas y para el conjunto de España como país. En algunos casos, y para grupos amplios de la sociedad, la vulnerabilidad se está haciendo estructural y está produciendo una quiebra del contrato social español.
Los políticos y el Gobierno, pero también la sociedad civil, la Universidad, el sector de las comunicaciones y el sector privado tienen una gran responsabilidad. Deben generar consensos y diálogos constructivos para definir un nuevo proyecto de país que aborde los problemas de mayor urgencia que afectan a la ciudadanía y a la naturaleza.
Para esto es necesario una nueva cultura de relaciones y una política de Estado que trascienda a los intereses de unos y otros y que tenga como foco principal a las personas y al medio ambiente para hacer frente a los desafíos sociales y económicos, garantizando así la sostenibilidad de nuestra sociedad.
El año 2030 está a la vuelta de la esquina y es necesario priorizar y seguir avanzando en lograr una visión compartida del rumbo que se quiere tomar. España dio pasos relevantes el pasado año 2018 para la incorporación de los ODS y su localización en el territorio y todo indica que seguirá en esa dirección.
El Plan de Acción para la Implementación de la Agenda 2030. Hacia una Estrategia Española de Desarrollo Sostenible es muy importante ya que, por primera vez, España aborda, desde la Administración general, la totalidad de la Agenda, mostrando la situación en que se encuentra el país, así como las prioridades políticas, económicas y sociales en las que confía avanzar para integrar y consolidar la integración de la Agenda en nuestro modelo de desarrollo.
Una importante herramienta, las políticas-palanca, tienen como objetivo establecer una serie de prioridades sobre las que consolidar esta transformación, la transición energética y la lucha contra el cambio climático, la prevención y la lucha contra la pobreza y la exclusión social, la Agenda Urbana Española, el Plan Director de la Cooperación Española o el Plan de Gobierno Abierto y se configuran como elementos catalizadores a corto plazo para favorecer la transformación del modelo económico y social.
La creación del Alto Comisionado de la Agenda 2030 supone también un importante paso adelante en materia de coordinación de alto nivel, como lo están haciendo la mayoría de los países iberoamericanos, cada país con su modelo de gobernanza que se adapta a su propia cultura local.
Los esfuerzos realizados son importantes, pero no son suficientes, ya que es primordial tener una estrategia unificada y enfocada al cambio, que sea coherente con todos los objetivos. Las comunidades autónomas y sobre todo las ciudades y municipios han sido pioneras en la localización e implementación de los ODS, con estrategias de transversalización de los objetivos en el modelo de ciudad y en sus planificaciones estratégicas.
Varias comunidades, gobernadas por diferentes fuerzas políticas, han integrado la Agenda en sus planes a medio y largo plazo, no solo en el tema de la sensibilización, sino también en sus políticas públicas y planes estratégicos, para implementar la Agenda en su territorio, como la Comunidad Valenciana, el País Vasco, Castilla y León o Andalucía.
De este modo, el desafío de los ODS se ha incorporado también en otros sectores: el empresarial tiene sus preocupaciones, ya que quiere avanzar más allá del marketing y la reputación a contribuir de forma activa para el desarrollo sostenible. Cada día son más las empresas y las personas que reflexionan acerca de su papel en el marco de la Agenda 2030 y plantean su integración más allá de relaciones públicas y publicidad y promoviendo su estrategia de competitividad hacia un mundo sostenible.
Queda un largo camino por recorrer y el sector privado –tanto las empresas como los autónomos–puede y debe participar activamente en los esfuerzos de consolidación, desarrollo y localización de la Agenda, no solo por la toma de conciencia o por la responsabilidad económica y social que representa, sino por tratar de conquistar un mercado en el que los consumidores exigen cada vez más niveles de responsabilidad social y ambiental.
Aún queda mucho trabajo por hacer y el Plan de Acción permite tener una ruta a corto plazo. Pero, hasta el momento, los planes anunciados no se han transformado en una nueva orientación de políticas públicas.
Estamos así frente a una gran oportunidad y España debe aprovechar el impulso de la Agenda 2030 para construir una visión de país compartida y responsable. La localización de los ODS debe plantearse en las ciudades, los barrios, los comercios de cercanía, la industria, los mercados de abasto, los mercadillos, los servicios y hogares de todas las poblaciones de este país.
El gran desafío en este momento, entre otros, es poder divulgar la Agenda, sensibilizar a todos y todas, hacer que los nuevos alcaldes se comprometan con la Agenda y apliquen los principios, metas e indicadores nacionales establecidos por los ODS para mejorar la calidad de vida de los ciudadanos.
Es fundamental que el sector del conocimiento se dedique con su potencial a estudiar y proponer modelos de economías sostenibles, relaciones sociales más pacíficas, mejor calidad en el aire y en los ríos y que ponga a disposición todo su conocimiento para que la Agenda se incorpore lo más rápido posible en la sociedad española.
El sector privado ya está trabajando en pequeña proporción sobre la Agenda y está realizado políticas y acciones que garantizan un mundo más sostenible y productos más ecológicos. Mucho nos falta en este sector y precisamos trabajar diariamente con las diferentes asociaciones empresariales, sector por sector.
En Andalucía, por ejemplo, el comercio y el turismo, el mundo rural, junto con las mujeres y los jóvenes, los inmigrantes, los cuidadores de personas vulnerables, entre otros, deben sumarse a esta dinámica, sin dejar a nadie atrás: nos espera la necesidad de tomar conciencia de la urgencia de la localización de los ODS y cada uno de nosotros es responsable por ello, ya que determina la vida de todos los ciudadanos, presente y futura.
La incertidumbre y la urgencia de dar respuesta a los grandes desafíos sociales, económicos y ambientales marcan en el presente para las comunidades autónomas y para el conjunto de España como país. En algunos casos, y para grupos amplios de la sociedad, la vulnerabilidad se está haciendo estructural y está produciendo una quiebra del contrato social español.
Los políticos y el Gobierno, pero también la sociedad civil, la Universidad, el sector de las comunicaciones y el sector privado tienen una gran responsabilidad. Deben generar consensos y diálogos constructivos para definir un nuevo proyecto de país que aborde los problemas de mayor urgencia que afectan a la ciudadanía y a la naturaleza.
Para esto es necesario una nueva cultura de relaciones y una política de Estado que trascienda a los intereses de unos y otros y que tenga como foco principal a las personas y al medio ambiente para hacer frente a los desafíos sociales y económicos, garantizando así la sostenibilidad de nuestra sociedad.
El año 2030 está a la vuelta de la esquina y es necesario priorizar y seguir avanzando en lograr una visión compartida del rumbo que se quiere tomar. España dio pasos relevantes el pasado año 2018 para la incorporación de los ODS y su localización en el territorio y todo indica que seguirá en esa dirección.
El Plan de Acción para la Implementación de la Agenda 2030. Hacia una Estrategia Española de Desarrollo Sostenible es muy importante ya que, por primera vez, España aborda, desde la Administración general, la totalidad de la Agenda, mostrando la situación en que se encuentra el país, así como las prioridades políticas, económicas y sociales en las que confía avanzar para integrar y consolidar la integración de la Agenda en nuestro modelo de desarrollo.
Una importante herramienta, las políticas-palanca, tienen como objetivo establecer una serie de prioridades sobre las que consolidar esta transformación, la transición energética y la lucha contra el cambio climático, la prevención y la lucha contra la pobreza y la exclusión social, la Agenda Urbana Española, el Plan Director de la Cooperación Española o el Plan de Gobierno Abierto y se configuran como elementos catalizadores a corto plazo para favorecer la transformación del modelo económico y social.
La creación del Alto Comisionado de la Agenda 2030 supone también un importante paso adelante en materia de coordinación de alto nivel, como lo están haciendo la mayoría de los países iberoamericanos, cada país con su modelo de gobernanza que se adapta a su propia cultura local.
Los esfuerzos realizados son importantes, pero no son suficientes, ya que es primordial tener una estrategia unificada y enfocada al cambio, que sea coherente con todos los objetivos. Las comunidades autónomas y sobre todo las ciudades y municipios han sido pioneras en la localización e implementación de los ODS, con estrategias de transversalización de los objetivos en el modelo de ciudad y en sus planificaciones estratégicas.
Varias comunidades, gobernadas por diferentes fuerzas políticas, han integrado la Agenda en sus planes a medio y largo plazo, no solo en el tema de la sensibilización, sino también en sus políticas públicas y planes estratégicos, para implementar la Agenda en su territorio, como la Comunidad Valenciana, el País Vasco, Castilla y León o Andalucía.
De este modo, el desafío de los ODS se ha incorporado también en otros sectores: el empresarial tiene sus preocupaciones, ya que quiere avanzar más allá del marketing y la reputación a contribuir de forma activa para el desarrollo sostenible. Cada día son más las empresas y las personas que reflexionan acerca de su papel en el marco de la Agenda 2030 y plantean su integración más allá de relaciones públicas y publicidad y promoviendo su estrategia de competitividad hacia un mundo sostenible.
Queda un largo camino por recorrer y el sector privado –tanto las empresas como los autónomos–puede y debe participar activamente en los esfuerzos de consolidación, desarrollo y localización de la Agenda, no solo por la toma de conciencia o por la responsabilidad económica y social que representa, sino por tratar de conquistar un mercado en el que los consumidores exigen cada vez más niveles de responsabilidad social y ambiental.
Aún queda mucho trabajo por hacer y el Plan de Acción permite tener una ruta a corto plazo. Pero, hasta el momento, los planes anunciados no se han transformado en una nueva orientación de políticas públicas.
Estamos así frente a una gran oportunidad y España debe aprovechar el impulso de la Agenda 2030 para construir una visión de país compartida y responsable. La localización de los ODS debe plantearse en las ciudades, los barrios, los comercios de cercanía, la industria, los mercados de abasto, los mercadillos, los servicios y hogares de todas las poblaciones de este país.
El gran desafío en este momento, entre otros, es poder divulgar la Agenda, sensibilizar a todos y todas, hacer que los nuevos alcaldes se comprometan con la Agenda y apliquen los principios, metas e indicadores nacionales establecidos por los ODS para mejorar la calidad de vida de los ciudadanos.
Es fundamental que el sector del conocimiento se dedique con su potencial a estudiar y proponer modelos de economías sostenibles, relaciones sociales más pacíficas, mejor calidad en el aire y en los ríos y que ponga a disposición todo su conocimiento para que la Agenda se incorpore lo más rápido posible en la sociedad española.
El sector privado ya está trabajando en pequeña proporción sobre la Agenda y está realizado políticas y acciones que garantizan un mundo más sostenible y productos más ecológicos. Mucho nos falta en este sector y precisamos trabajar diariamente con las diferentes asociaciones empresariales, sector por sector.
En Andalucía, por ejemplo, el comercio y el turismo, el mundo rural, junto con las mujeres y los jóvenes, los inmigrantes, los cuidadores de personas vulnerables, entre otros, deben sumarse a esta dinámica, sin dejar a nadie atrás: nos espera la necesidad de tomar conciencia de la urgencia de la localización de los ODS y cada uno de nosotros es responsable por ello, ya que determina la vida de todos los ciudadanos, presente y futura.
SANTIAGO MARTÍN GALLO