La Agencia Sanitaria Alto Guadalquivir (ASAG) ha evitado el consumo de 8,4 millones de litros de agua (lo que equivale a casi 3,4 piscinas olímpicas) entre los años 2015 y 2018 gracias a la utilización de química seca en los Laboratorios de sus hospitales , entre ellos el Hospital Comarcal de Montilla. Así lo expuso el director de Línea de Procesos de Biotecnología del Hospital Alto Guadalquivir, Antonio Fernández, en una de las conferencias del Congreso Nacional de Hospitales, que se ha desarrollado en Málaga entre los días 15 y 17 de septiembre.
Fernández formó parte de la mesa redonda Estrategia Española para la Agenda 2030. Objetivos de Desarrollo Sostenible, del área temática sobre Responsabilidad Social Corporativa. Su ponencia, titulada Estrategia de sostenibilidad medioambiental y económica en el laboratorio clínico, ha hecho un repaso al estudio comparativo que ha llevado a cabo la ASAG en un período reciente de siete años (2013-2019) al contrastar la utilización de forma alterna de diferentes soluciones analíticas implantadas en sus Laboratorios -química seca y química líquida- y el impacto medioambiental y económico que ambas aplicaciones ha producido.
“La implantación de las plataformas analíticas de química seca en los Laboratorios de nuestros centros hospitalarios ha supuesto un ahorro significativo en los reactivos, que son las sustancias que se utilizan para llevar a cabo reacciones químicas con las que se obtienen los resultados de las analíticas. Ese ahorro significa una mayor eficiencia media anual sobre la química líquida de entre un 9 y un 145 por ciento”, afirmó Fernández.
Menor impacto económico y medioambiental
El estudio comparativo también ha demostrado una reducción de residuos líquidos del 85 por ciento (con un ahorro anual de 42.000 euros) y la ausencia del consumo de agua (con un 100% de ahorro, lo que supone unos 2.100 metros cúbicos anuales). Tan sólo se mantuvieron en la misma proporción la producción de residuos sólidos, que se situaron en torno a 16.000 Kg anuales.
“En total, se ha estimado que el total de ahorro anual utilizando la química seca fue de unos 105.000 euros anuales, además de los evidentes resultados medioambientales obtenidos”, aseguró Fernández, el cual confía en que “este tipo de estudios puedan servir de base para desarrollar las estrategias de contratación pública que desde la Administración se llevan a cabo, contribuyendo así a minimizar el impacto medioambiental que tienen los centros sanitarios y la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, al menos en hospitales comarcales y de Alta Resolución donde se ha visto su eficiencia”.
En la mesa redonda, moderada por el profesor de la Universidad San Jorge de Zaragoza y vicepresidente segundo de la Asociación Nacional de Directivos de Enfermería, Juan Paricio, también han participado el vicepresidente del Colegio de Médicos de Málaga, José Antonio Trujillo; la directora gerente de la Empresa Pública de Servizos Sanitarios de Galicia, Rocío Mosquera; y la directora de Estrategia y Responsabilidad Social Corporativa del Instituto Catalán de Oncología, Anna Rodríguez.
Fernández formó parte de la mesa redonda Estrategia Española para la Agenda 2030. Objetivos de Desarrollo Sostenible, del área temática sobre Responsabilidad Social Corporativa. Su ponencia, titulada Estrategia de sostenibilidad medioambiental y económica en el laboratorio clínico, ha hecho un repaso al estudio comparativo que ha llevado a cabo la ASAG en un período reciente de siete años (2013-2019) al contrastar la utilización de forma alterna de diferentes soluciones analíticas implantadas en sus Laboratorios -química seca y química líquida- y el impacto medioambiental y económico que ambas aplicaciones ha producido.
“La implantación de las plataformas analíticas de química seca en los Laboratorios de nuestros centros hospitalarios ha supuesto un ahorro significativo en los reactivos, que son las sustancias que se utilizan para llevar a cabo reacciones químicas con las que se obtienen los resultados de las analíticas. Ese ahorro significa una mayor eficiencia media anual sobre la química líquida de entre un 9 y un 145 por ciento”, afirmó Fernández.
Menor impacto económico y medioambiental
El estudio comparativo también ha demostrado una reducción de residuos líquidos del 85 por ciento (con un ahorro anual de 42.000 euros) y la ausencia del consumo de agua (con un 100% de ahorro, lo que supone unos 2.100 metros cúbicos anuales). Tan sólo se mantuvieron en la misma proporción la producción de residuos sólidos, que se situaron en torno a 16.000 Kg anuales.
“En total, se ha estimado que el total de ahorro anual utilizando la química seca fue de unos 105.000 euros anuales, además de los evidentes resultados medioambientales obtenidos”, aseguró Fernández, el cual confía en que “este tipo de estudios puedan servir de base para desarrollar las estrategias de contratación pública que desde la Administración se llevan a cabo, contribuyendo así a minimizar el impacto medioambiental que tienen los centros sanitarios y la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, al menos en hospitales comarcales y de Alta Resolución donde se ha visto su eficiencia”.
En la mesa redonda, moderada por el profesor de la Universidad San Jorge de Zaragoza y vicepresidente segundo de la Asociación Nacional de Directivos de Enfermería, Juan Paricio, también han participado el vicepresidente del Colegio de Médicos de Málaga, José Antonio Trujillo; la directora gerente de la Empresa Pública de Servizos Sanitarios de Galicia, Rocío Mosquera; y la directora de Estrategia y Responsabilidad Social Corporativa del Instituto Catalán de Oncología, Anna Rodríguez.
Los temas que trataron fueron la alineación estratégica de la Agenda 2030 y la implementación de los ODS en la Gestión Sanitaria; los retos del sector salud: Agenda 2030 y Acuerdo de París; y de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, respectivamente.
Química seca y líquida
Estas dos técnicas son las que se utilizan habitualmente en los laboratorios clínicos. En el caso de la primera, se trabaja con reactivos en fase sólida para estudiar las sustancias a analizar, sin necesidad de ser hidratados, puesto que la reacción química ocurre al mezclarse con fluido humano.
El principio básico de la química seca se basa en estabilizar los componentes de reacción esenciales para ejecutar un análisis, tales como indicadores, enzimas o reactivos auxiliares. Generalmente para una sustancia, ya sea suero, sangre u orina, por ejemplo, dichos pretratamientos o soluciones están adheridos a una superficie sintética.
Por otro lado, la química líquida es el método más antiguo de análisis clínico. Su técnica consiste en disolver un químico o muestra en un reactivo estandarizado, para que así el resultado sea analizado.
Química seca y líquida
Estas dos técnicas son las que se utilizan habitualmente en los laboratorios clínicos. En el caso de la primera, se trabaja con reactivos en fase sólida para estudiar las sustancias a analizar, sin necesidad de ser hidratados, puesto que la reacción química ocurre al mezclarse con fluido humano.
El principio básico de la química seca se basa en estabilizar los componentes de reacción esenciales para ejecutar un análisis, tales como indicadores, enzimas o reactivos auxiliares. Generalmente para una sustancia, ya sea suero, sangre u orina, por ejemplo, dichos pretratamientos o soluciones están adheridos a una superficie sintética.
Por otro lado, la química líquida es el método más antiguo de análisis clínico. Su técnica consiste en disolver un químico o muestra en un reactivo estandarizado, para que así el resultado sea analizado.
REDACCIÓN / ANDALUCÍA DIGITAL
FOTOGRAFÍA: I. TÉLLEZ
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