Con la edición en 2017 de su poemario Desde otras soledades me llamaban, Carlos Murciano anunciaba su decisión de cerrar su obra poética. Un triste suceso (el fallecimiento de su esposa) lo impulsó a publicar al año siguiente Sonetos para ella. Y ahora –transcurridos más de cuatro años– comprobamos con gozo que no ha cumplido su palabra. Porque la que realmente nos interesa, su palabra poética, vuelve a hacerse carne en una nueva entrega, En la esquina más última.
Era inevitable que la fuerza de esta palabra poética rebosara y rebasara cualquier legítima intención de poner fin a una extensa y muy densa trayectoria creativa. A esta reciente publicación ha contribuido eficazmente el empeño de la también poeta María del Carmen Mestre, excelente conocedora de la obra de Carlos Murciano: en su prólogo –de indispensable lectura– traza con extraordinaria precisión las claves de este nuevo libro así como su especial dedicación al cultivo del soneto.
Un cultivo al que se ha mantenido fiel desde sus comienzos poéticos en la década de los cincuenta y que –ya nonagenario– sigue renovando y enriqueciendo. No en balde un amplio número de críticos lo ha considerado como el mejor sonetista de la segunda mitad del siglo XX (ampliable a estos más de veinte años del presente siglo).
Nuevo culto, pues, a su forma estrófica más genuina que en este libro se distribuye en dos partes: la primera abarca treinta y cuatro sonetos; la segunda está configurada por tres trípticos rematados por una coda.
Hago notar la cuidada estructura dispositiva del poemario (muy característica en Carlos Murciano) para indicar enseguida que en modo alguno se trata de una arquitectura rígida, fría e inerte: su maestría, su oficio en la construcción de cada soneto (y de la integración de todos en su libro) logra romper la aparente geometría rectilínea para transformarla en creaciones cargadas de vitalidad, moldeables y capaces de adaptarse a los más variados temas.
El amor sigue siendo el meollo de gran parte de sus composiciones, aunque desarrollado con matices diferentes (erotismo, pérdida, deseo…). También está muy presente en esta obra el tiempo, otro de sus temas recurrentes, sobre todo en cuanto a su discurrir inexorable (simbolizado con frecuencia con las imágenes del río o de los trenes) aunque contrarrestado por la fuerza del recuerdo, de la evocación, que le permiten recuperar de algún modo lo que se fue y evitar el olvido.
Más allá de los temas y de su peculiar forma de engarce en estos poemas, todo el libro aparece revestido de un tono intimista, de un carácter meditativo, que se traduce en continuos interrogantes e incluso en el planteamiento de grandes contradicciones, síntomas de una ardua lucha consigo mismo que a menudo se hace patente en la –¿engañosa?– duplicidad de imágenes que representa el espejo o en la realidad borrosa de los sueños.
La fuerte carga estética y emocional que observamos en estos sonetos nace, en gran medida, de su plural condición de artista: Carlos Murciano es, ante todo, poeta, pero también amante y buen conocedor tanto de la pintura como de la música, como advierte acertadamente Carmen Mestre. Y esa conjunción de pintura y música queda patente en sus composiciones, llenas de imágenes de gran plasticidad y colorido, en la caracterización de paisajes o en la armoniosa serenidad con que fluye su verso, sin que en ningún momento decaiga el ritmo que lo sostiene.
“Mientras más envejezco más me queda de vida”. Así concluye José Manuel Caballero Bonald –recientemente fallecido– su composición “Mestizaje” (Diario de Argónida, 1997). Cada vez más rico en años, en experiencia, en conocimiento y en oficio poético, Carlos Murciano nos ofrece esta poesía crepuscular que “en la esquina más última” paradójicamente se dispone a explorar nuevos caminos para la creación, para la belleza.
“El corazón se me ha quedado viejo”, afirma en su soneto inicial,… “Pero sigue latiendo a su manera”. Ciertamente. “Porque se impone el corazón y manda”. Una lección de vida y de poesía para comenzar este nuevo año.
Ficha técnica
Título: En la esquina más última.
Autor: Carlos Murciano (Prólogo de María del Carmen Mestre).
Edita: Ars Poetica. Colección Carpe Diem.
Ciudad: Oviedo.
Año: 2021.
ISBN: 978-84-18536-11-3.
Era inevitable que la fuerza de esta palabra poética rebosara y rebasara cualquier legítima intención de poner fin a una extensa y muy densa trayectoria creativa. A esta reciente publicación ha contribuido eficazmente el empeño de la también poeta María del Carmen Mestre, excelente conocedora de la obra de Carlos Murciano: en su prólogo –de indispensable lectura– traza con extraordinaria precisión las claves de este nuevo libro así como su especial dedicación al cultivo del soneto.
Un cultivo al que se ha mantenido fiel desde sus comienzos poéticos en la década de los cincuenta y que –ya nonagenario– sigue renovando y enriqueciendo. No en balde un amplio número de críticos lo ha considerado como el mejor sonetista de la segunda mitad del siglo XX (ampliable a estos más de veinte años del presente siglo).
Nuevo culto, pues, a su forma estrófica más genuina que en este libro se distribuye en dos partes: la primera abarca treinta y cuatro sonetos; la segunda está configurada por tres trípticos rematados por una coda.
Hago notar la cuidada estructura dispositiva del poemario (muy característica en Carlos Murciano) para indicar enseguida que en modo alguno se trata de una arquitectura rígida, fría e inerte: su maestría, su oficio en la construcción de cada soneto (y de la integración de todos en su libro) logra romper la aparente geometría rectilínea para transformarla en creaciones cargadas de vitalidad, moldeables y capaces de adaptarse a los más variados temas.
El amor sigue siendo el meollo de gran parte de sus composiciones, aunque desarrollado con matices diferentes (erotismo, pérdida, deseo…). También está muy presente en esta obra el tiempo, otro de sus temas recurrentes, sobre todo en cuanto a su discurrir inexorable (simbolizado con frecuencia con las imágenes del río o de los trenes) aunque contrarrestado por la fuerza del recuerdo, de la evocación, que le permiten recuperar de algún modo lo que se fue y evitar el olvido.
Más allá de los temas y de su peculiar forma de engarce en estos poemas, todo el libro aparece revestido de un tono intimista, de un carácter meditativo, que se traduce en continuos interrogantes e incluso en el planteamiento de grandes contradicciones, síntomas de una ardua lucha consigo mismo que a menudo se hace patente en la –¿engañosa?– duplicidad de imágenes que representa el espejo o en la realidad borrosa de los sueños.
La fuerte carga estética y emocional que observamos en estos sonetos nace, en gran medida, de su plural condición de artista: Carlos Murciano es, ante todo, poeta, pero también amante y buen conocedor tanto de la pintura como de la música, como advierte acertadamente Carmen Mestre. Y esa conjunción de pintura y música queda patente en sus composiciones, llenas de imágenes de gran plasticidad y colorido, en la caracterización de paisajes o en la armoniosa serenidad con que fluye su verso, sin que en ningún momento decaiga el ritmo que lo sostiene.
“Mientras más envejezco más me queda de vida”. Así concluye José Manuel Caballero Bonald –recientemente fallecido– su composición “Mestizaje” (Diario de Argónida, 1997). Cada vez más rico en años, en experiencia, en conocimiento y en oficio poético, Carlos Murciano nos ofrece esta poesía crepuscular que “en la esquina más última” paradójicamente se dispone a explorar nuevos caminos para la creación, para la belleza.
“El corazón se me ha quedado viejo”, afirma en su soneto inicial,… “Pero sigue latiendo a su manera”. Ciertamente. “Porque se impone el corazón y manda”. Una lección de vida y de poesía para comenzar este nuevo año.
Ficha técnica
Título: En la esquina más última.
Autor: Carlos Murciano (Prólogo de María del Carmen Mestre).
Edita: Ars Poetica. Colección Carpe Diem.
Ciudad: Oviedo.
Año: 2021.
ISBN: 978-84-18536-11-3.
MARÍA DEL CARMEN GARCÍA TEJERA
FOTOGRAFÍA: ARS POÉTICA
FOTOGRAFÍA: ARS POÉTICA