El Centro de Arte Contemporáneo y Vino de Montilla (Envidarte) acogió ayer un taller de trabajo sobre "custodia del territorio" impulsado por la Consejería de Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo Sostenible de la Junta de Andalucía, en colaboración con el Ayuntamiento de Montilla y la Fundación Social Universal (FSU), una organización surgida en 1993 como respuesta a las alarmantes condiciones de pobreza constatadas en muchas regiones del mundo.
Durante el transcurso del taller, se formalizó además la adhesión de cuatro lagares y de un alojamiento rural de la Campiña Sur al Proyecto Alzacola, una iniciativa que fomenta la conservación de este ave en peligro de extinción que tiene una especial relevancia en la zona Montilla-Moriles.
De este modo, los lagares de Cañada Navarro, Los Raigones, Santa Magdalena, Hacienda Bolonia y el alojamiento rural Finca Buytrón se han convertido en colaboradores de la conservación de los valores naturales, paisajísticos y patrimoniales de la Campiña Sur Cordobesa, una labor para la que recibirán el asesoramiento de la FSU y de la Asociación Harmusch.
"Estos productores y estas empresas de servicios en el medio rural van a recibir asesoramiento sobre las prácticas agrícolas más adecuadas para mantener el hábitat natural del alzacola rojizo", detalló Juan Manuel Márquez, técnico de la FSU, quien destacó el papel que, en adelante, jugarán como custodios del territorio, "un distintivo de calidad de sus productos y una figura de promoción". Con ello, el alzacola rojizo "se convierte en un símbolo de respeto al medio ambiente y de distintivo de calidad" para los productos y servicios que ofrecen los establecimientos que se han adherido a la iniciativa.
"Apostar por la conservación del alzacola rojizo es, en definitiva, apostar también con la conservación de su hábitat natural, que ha encontrado en los viñedos y olivares del a Campiña Cordobesa una de las zonas en las que se concentra actualmente una de las poblaciones mayores", recordó el técnico de la FSU.
De esta forma, resulta de gran importancia la colaboración de los nuevos "custodios del territorio", cuyas fincas se ubican en los pagos de Benavente el Alto, El Lechinar, Cerro La Cañada, Cerro Manzano, Vereda del Cerro Macho y Vereda de Las Manillas, localizados en su mayoría en la zona de Calidad Superior de la Denominación de Origen Protegida (DOP) Montilla-Moriles.
"Que la mayor población de este ave se concentre en nuestra zona demuestra que se han hecho las cosas bien, pero nuestro compromiso es seguir avanzando hacia una agricultura cada vez más sostenible, porque eso implicará productos cada vez más saludables y colaborar en la conservación de este ave y de su hábitat", reconoció Ángela Jiménez, responsable de Lagar Los Raigones, en representación de todas las entidades adheridas al proyecto.
Una especie en peligro de extinción
El Proyecto Alzacola surgió en el año 2020 con el objetivo de favorecer la biodiversidad del entorno y aumentar la concienciación y el respeto por el medio ambiente, en particular, en torno al alzacola rojizo –también conocido como colitajara, regarsa o abaniquero–, una especie migratoria muy ligada a viñedos, olivares y frutales de secano.
La especie se encuentra en peligro en España debido a los cambios en la forma de explotación de cultivos tradicionales, el abandono de cultivos usados como hábitat, el uso desmesurado de productos fitosanitarios, la expansión urbano disperso, la proliferación de depredadores oportunistas, los proyectos de plantas fotovoltaicas, la insuficiente protección de sus núcleos poblacionales y el cambio de las condiciones en áreas de invernada.
La evolución de la población de esta ave en la península ibérica es preocupante, tal y como señalan todos los estudios relativos a la especie, manteniendo en la actualidad una de las pocas poblaciones viables en el marco de las explotaciones vitivinícolas tradicionales que se asientan en la zona de influencia de la Denominación de Origen Montilla-Moriles. Su mera presencia es un buen indicador ecológico ya que pone de manifiesto la existencia de unas características del hábitat idóneas y un manejo compatible con la conservación de sus valores naturales.
En este sentido, el Proyecto Alzacola –promovido conjuntamente con la Fundación Social Universal, la asociación Harmusch y el grupo de anillamiento EPOPS– trabaja bajo enfoques social, biológico y económico. Sus objetivos principales son: incrementar el conocimiento sobre la biología del ave, establecer medidas de protección de la biodiversidad asociadas a las prácticas agrarias, y generar una marca de calidad ambiental asociado a los derivados de zona de alzacola, entre otros aspectos.
Durante el transcurso del taller, se formalizó además la adhesión de cuatro lagares y de un alojamiento rural de la Campiña Sur al Proyecto Alzacola, una iniciativa que fomenta la conservación de este ave en peligro de extinción que tiene una especial relevancia en la zona Montilla-Moriles.
De este modo, los lagares de Cañada Navarro, Los Raigones, Santa Magdalena, Hacienda Bolonia y el alojamiento rural Finca Buytrón se han convertido en colaboradores de la conservación de los valores naturales, paisajísticos y patrimoniales de la Campiña Sur Cordobesa, una labor para la que recibirán el asesoramiento de la FSU y de la Asociación Harmusch.
"Estos productores y estas empresas de servicios en el medio rural van a recibir asesoramiento sobre las prácticas agrícolas más adecuadas para mantener el hábitat natural del alzacola rojizo", detalló Juan Manuel Márquez, técnico de la FSU, quien destacó el papel que, en adelante, jugarán como custodios del territorio, "un distintivo de calidad de sus productos y una figura de promoción". Con ello, el alzacola rojizo "se convierte en un símbolo de respeto al medio ambiente y de distintivo de calidad" para los productos y servicios que ofrecen los establecimientos que se han adherido a la iniciativa.
"Apostar por la conservación del alzacola rojizo es, en definitiva, apostar también con la conservación de su hábitat natural, que ha encontrado en los viñedos y olivares del a Campiña Cordobesa una de las zonas en las que se concentra actualmente una de las poblaciones mayores", recordó el técnico de la FSU.
De esta forma, resulta de gran importancia la colaboración de los nuevos "custodios del territorio", cuyas fincas se ubican en los pagos de Benavente el Alto, El Lechinar, Cerro La Cañada, Cerro Manzano, Vereda del Cerro Macho y Vereda de Las Manillas, localizados en su mayoría en la zona de Calidad Superior de la Denominación de Origen Protegida (DOP) Montilla-Moriles.
"Que la mayor población de este ave se concentre en nuestra zona demuestra que se han hecho las cosas bien, pero nuestro compromiso es seguir avanzando hacia una agricultura cada vez más sostenible, porque eso implicará productos cada vez más saludables y colaborar en la conservación de este ave y de su hábitat", reconoció Ángela Jiménez, responsable de Lagar Los Raigones, en representación de todas las entidades adheridas al proyecto.
Una especie en peligro de extinción
El Proyecto Alzacola surgió en el año 2020 con el objetivo de favorecer la biodiversidad del entorno y aumentar la concienciación y el respeto por el medio ambiente, en particular, en torno al alzacola rojizo –también conocido como colitajara, regarsa o abaniquero–, una especie migratoria muy ligada a viñedos, olivares y frutales de secano.
La especie se encuentra en peligro en España debido a los cambios en la forma de explotación de cultivos tradicionales, el abandono de cultivos usados como hábitat, el uso desmesurado de productos fitosanitarios, la expansión urbano disperso, la proliferación de depredadores oportunistas, los proyectos de plantas fotovoltaicas, la insuficiente protección de sus núcleos poblacionales y el cambio de las condiciones en áreas de invernada.
La evolución de la población de esta ave en la península ibérica es preocupante, tal y como señalan todos los estudios relativos a la especie, manteniendo en la actualidad una de las pocas poblaciones viables en el marco de las explotaciones vitivinícolas tradicionales que se asientan en la zona de influencia de la Denominación de Origen Montilla-Moriles. Su mera presencia es un buen indicador ecológico ya que pone de manifiesto la existencia de unas características del hábitat idóneas y un manejo compatible con la conservación de sus valores naturales.
En este sentido, el Proyecto Alzacola –promovido conjuntamente con la Fundación Social Universal, la asociación Harmusch y el grupo de anillamiento EPOPS– trabaja bajo enfoques social, biológico y económico. Sus objetivos principales son: incrementar el conocimiento sobre la biología del ave, establecer medidas de protección de la biodiversidad asociadas a las prácticas agrarias, y generar una marca de calidad ambiental asociado a los derivados de zona de alzacola, entre otros aspectos.
I. TÉLLEZ / REDACCIÓN
FOTOGRAFÍAS: I. TÉLLEZ / FSU
FOTOGRAFÍAS: I. TÉLLEZ / FSU