Tras varios años alternando poesía y prosa en sus publicaciones, Pepa Caro Gamaza (Arcos de la Frontera –Cádiz–, 1961) ha decidido optar por una vía intermedia en su nuevo libro. ¿Prosa poética? ¿Poemas en prosa? Podemos prescindir de etiquetas cuando la cadencia, el ritmo, las imágenes y la fluidez expresiva transitan en total armonía por estos 37 textos breves que configuran El cuaderno del jardín, una suerte de diario personal que discurre entre junio de 2019 y septiembre de 2020 y que constituye tanto una propuesta para el deleite de los sentidos como una llamada a la reflexión, partiendo de la inmersión en una naturaleza viva y activa en el transcurso de sus ciclos. Como afirma acertadamente en su prólogo José María Velázquez-Gaztelu, “este libro es una invitación al sosiego, a la introspección en el recogimiento y la soledad; es también un canto a la naturaleza con el lenguaje de la naturaleza”.
No necesita Pepa Caro de manifestaciones estridentes ni de soflamas acaloradas para transmitirnos su amor por la naturaleza y para recordarnos la imperiosa necesidad que tenemos los seres humanos de cuidarla (y de paso, cuidarnos a nosotros mismos) y de respetar sus leyes (que es una manera de respetarnos y de respetar a nuestros semejantes): se limita a constatar, por ejemplo, que durante el confinamiento “nunca la primavera estuvo tan sola ni la Naturaleza tan exuberante sin depredadores humanos”.
Así, con unas sencillas consideraciones (que van desde las confidencias a su gata Miguela hasta sus observaciones sobre la evolución que experimenta la naturaleza a lo largo de las horas o en el paso de una estación a otra), la autora nos sumerge en un mundo en plenitud de vida, en un incesante cambio de colores, sonidos y olores que dan sentido al transcurso de los días.
Porque la naturaleza –como la vida– está en constante transformación y se nos manifiesta de manera diferente no solo según las estaciones sino también en los distintos lugares de nuestro planeta o en circunstancias imprevisibles. La naturaleza es, sin duda, un paisaje cambiante que actúa en nuestro ánimo produciendo una mezcla de sensaciones y sentimientos diversos que nos impulsan a contemplar la vida con ojos diferentes.
Aunque leyendo estos textos reviva en nosotros la mirada juanramoniana, o el recuerdo de esa “Oda a la vida retirada” del maestro salmantino, incluso el viejo tópico de menosprecio de corte y alabanza de aldea, pensamos que en realidad se trata de una invitación personal de la autora para que –huyendo de tantos ruidos como nos cercan o despojándonos de tantos envoltorios que nos asfixian– hagamos un ejercicio de inmersión en la naturaleza y sigamos la recomendación que hace a su gata Miguela: “que mire con amor a los árboles”, cuya belleza compite ventajosamente con esos otros árboles metálicos –las antenas de televisión– que pueblan los tejados de nuestras casas: “Nunca fue tan precisa la fealdad en este siglo en movimiento, en este siglo de confusos sonidos sin cuento, de miradas perdidas en las cajas de imágenes con su Babel de palabras y su insolencia”.
La búsqueda de la belleza –tan necesaria y, paradójicamente, tan cercana aunque no siempre sepamos verla– es el objetivo de la autora, quien nos asegura que “mi amor escribirá de nuevo palabras con las que alimentar los pensamientos, con los que describir el impagable regalo de la belleza”.
Unas palabras con las que pretende enseñar a su nieto Manuelito –verdadero destinatario de este Cuaderno- cuál es el verdadero camino (tanto en sentido real como metafórico) que deberá seguir en el transcurso de su vida: esa “perla oculta”, tan diferente a esas pistas asfaltadas que recorren tantos seres, ajenos a la llamada de la Naturaleza.
Ficha técnica
Título: El cuaderno del jardín (Prólogo de José Mª Velázquez-Gaztelu).
Autora: Pepa Caro Gamaza.
Edita: Ediciones En Huida. Colección Extravaganza.
Ciudad: Sevilla.
Año: 2022.
ISBN: 978-84-18305-63-4.
No necesita Pepa Caro de manifestaciones estridentes ni de soflamas acaloradas para transmitirnos su amor por la naturaleza y para recordarnos la imperiosa necesidad que tenemos los seres humanos de cuidarla (y de paso, cuidarnos a nosotros mismos) y de respetar sus leyes (que es una manera de respetarnos y de respetar a nuestros semejantes): se limita a constatar, por ejemplo, que durante el confinamiento “nunca la primavera estuvo tan sola ni la Naturaleza tan exuberante sin depredadores humanos”.
Así, con unas sencillas consideraciones (que van desde las confidencias a su gata Miguela hasta sus observaciones sobre la evolución que experimenta la naturaleza a lo largo de las horas o en el paso de una estación a otra), la autora nos sumerge en un mundo en plenitud de vida, en un incesante cambio de colores, sonidos y olores que dan sentido al transcurso de los días.
Porque la naturaleza –como la vida– está en constante transformación y se nos manifiesta de manera diferente no solo según las estaciones sino también en los distintos lugares de nuestro planeta o en circunstancias imprevisibles. La naturaleza es, sin duda, un paisaje cambiante que actúa en nuestro ánimo produciendo una mezcla de sensaciones y sentimientos diversos que nos impulsan a contemplar la vida con ojos diferentes.
Aunque leyendo estos textos reviva en nosotros la mirada juanramoniana, o el recuerdo de esa “Oda a la vida retirada” del maestro salmantino, incluso el viejo tópico de menosprecio de corte y alabanza de aldea, pensamos que en realidad se trata de una invitación personal de la autora para que –huyendo de tantos ruidos como nos cercan o despojándonos de tantos envoltorios que nos asfixian– hagamos un ejercicio de inmersión en la naturaleza y sigamos la recomendación que hace a su gata Miguela: “que mire con amor a los árboles”, cuya belleza compite ventajosamente con esos otros árboles metálicos –las antenas de televisión– que pueblan los tejados de nuestras casas: “Nunca fue tan precisa la fealdad en este siglo en movimiento, en este siglo de confusos sonidos sin cuento, de miradas perdidas en las cajas de imágenes con su Babel de palabras y su insolencia”.
La búsqueda de la belleza –tan necesaria y, paradójicamente, tan cercana aunque no siempre sepamos verla– es el objetivo de la autora, quien nos asegura que “mi amor escribirá de nuevo palabras con las que alimentar los pensamientos, con los que describir el impagable regalo de la belleza”.
Unas palabras con las que pretende enseñar a su nieto Manuelito –verdadero destinatario de este Cuaderno- cuál es el verdadero camino (tanto en sentido real como metafórico) que deberá seguir en el transcurso de su vida: esa “perla oculta”, tan diferente a esas pistas asfaltadas que recorren tantos seres, ajenos a la llamada de la Naturaleza.
Ficha técnica
Título: El cuaderno del jardín (Prólogo de José Mª Velázquez-Gaztelu).
Autora: Pepa Caro Gamaza.
Edita: Ediciones En Huida. Colección Extravaganza.
Ciudad: Sevilla.
Año: 2022.
ISBN: 978-84-18305-63-4.
MARÍA DEL CARMEN GARCÍA TEJERA