¿Sabías que un montillano fue el máximo responsable de la fundición de los icónicos leones del Congreso de los Diputados? En efecto, fue Francisco Solano Alvear y Ward, coronel de Artillería y director de la Fábrica de Artillería de Sevilla, donde se ejecutó el proceso de fundición de los famosos leones que custodian el acceso principal a la Cámara Baja.
Francisco Solano Alvear y Ward nació en Montilla el 30 de octubre de 1817 y fue bautizado el 21 de noviembre de ese mismo en la Parroquia de Santiago Apóstol. Entre 1832 y 1835 se formó como oficial del Cuerpo de Artillería en el colegio de Alcalá de Henares.
Después de participar en el bando Isabelino en la primera Guerra Carlista (1836-1840), se incorporó a la Real Fábrica de Artillería de Sevilla en 1841, donde fue primero jefe de taller, luego subdirector y, desde 1864, director. En 1861 se había casado con Joaquina Gómez de la Cortina y Rodríguez de Rivas , condesa de la Cortina, con quien tuvo cuatro hijos.
Durante ese tiempo se sucedían los diseños y fabricación de los leones del Congreso, un proyecto que, como veremos, se prolongó durante 22 años: entre 1850 y 1872. Y es que los leones que podemos apreciar hoy, realizados en bronce y fundidos en la fábrica de Sevilla, son la tercera pareja de felinos que se realizó. Hubo dos intentos previos de esculturas para el Congreso: el primero, con leones de yeso pintado y, el segundo, con leones de piedra.
La historia de los leones del Congreso comienza el 31 de octubre de 1850, tras la inauguración, a cargo de la reina Isabel II, del nuevo edificio de las Cortes españolas. La entrada del edificio contaba con una monumental escalinata flanqueada a sus lados por dos podios. Y, originariamente, en ellos se colocaron… ¡dos farolas!
Ante la crítica por la poca representatividad de esta pareja de luminarias, se encargó al escultor Ponciano Ponzano la realización de dos leones que se colocarían detrás de las dichosas farolas. Pero como las arcas estatales atravesaban una mala situación económica, los leones se ejecutaron en yeso pintado, imitando bronce. El rápido deterioro de estos leones, debido a la calidad del material, hizo que las Cortes decidiesen su sustitución
En 1859 se encarga una nueva pareja de leones, esta vez en piedra, al escultor José Bellver. Esta segunda pareja nunca llegó a colocarse debido a las críticas que recibieron desde el inicio por su pequeño tamaño: “Parecen gatos”, decían algunos. Acabaron colocados en la puerta del Jardín de Monforte en Valencia.
El bronce de los cañones requisados al enemigo en la batalla de Wad-Ras, que puso fin a la Guerra de África en 1860, propició la materia prima para retomar un nuevo proyecto de leones para el Congreso, modelados otra vez por Ponzano pero, esta vez, para ser vaciados en bronce.
Tras una disputa para ver dónde se ejecutaba la fundición de estas esculturas, si en Francia o en España –ya que la escultura historicista en bronce en Francia atravesaba un gran momento– se decidió finalmente que la fundición de estas esculturas se ejecutaría en España y en la Fábrica de Artillería de Sevilla, que desde 1864 iba a ser dirigida por Francisco Alvear y Ward.
Los numerosos viajes al extranjero de Francisco Alvear (1847-1848, 1855 y 1859) formando parte de comisiones encargadas de estudiar los adelantos militares europeos en Francia, Gran Bretaña, Holanda, Prusia, la Confederación Germánica y Bélgica, sin duda contribuyeron a impulsar el desarrollo técnico de la Fábrica de Artillería y dotarla del conocimiento y reconocimiento para poder asumir esta tarea.
Así, finalmente, en noviembre de 1864 llegaron a Sevilla desde Madrid los moldes de yeso de las esculturas para ser fundidas en bronce con la técnica “a la cera perdida”, la misma que se utilizó en la escultura de Diego de Alvear y Ponce de León que, desde 2022, puede disfrutarse en Montilla, junto al acceso principal al Ayuntamiento.
En 1867, los leones se terminaron de fundir y cincelar. Pero tras la Gloriosa Revolución de 1868 arreciaron las críticas sobre las esculturas por haber sido realizadas reutilizando material de guerra, de modo que se retrasó su colocación. Pero los leones finalmente se instalarían en el Congreso el 26 de mayo de 1872, con Amadeo I como nuevo rey de España. La familia Alvear conserva alguna curiosa cartas y otros documentos de Francisco Alvear referentes a los leones del Congreso que serán objeto de una próxima entrega en esta misma columna.
Francisco Solano Alvear y Ward nació en Montilla el 30 de octubre de 1817 y fue bautizado el 21 de noviembre de ese mismo en la Parroquia de Santiago Apóstol. Entre 1832 y 1835 se formó como oficial del Cuerpo de Artillería en el colegio de Alcalá de Henares.
Después de participar en el bando Isabelino en la primera Guerra Carlista (1836-1840), se incorporó a la Real Fábrica de Artillería de Sevilla en 1841, donde fue primero jefe de taller, luego subdirector y, desde 1864, director. En 1861 se había casado con Joaquina Gómez de la Cortina y Rodríguez de Rivas , condesa de la Cortina, con quien tuvo cuatro hijos.
Durante ese tiempo se sucedían los diseños y fabricación de los leones del Congreso, un proyecto que, como veremos, se prolongó durante 22 años: entre 1850 y 1872. Y es que los leones que podemos apreciar hoy, realizados en bronce y fundidos en la fábrica de Sevilla, son la tercera pareja de felinos que se realizó. Hubo dos intentos previos de esculturas para el Congreso: el primero, con leones de yeso pintado y, el segundo, con leones de piedra.
La historia de los leones del Congreso comienza el 31 de octubre de 1850, tras la inauguración, a cargo de la reina Isabel II, del nuevo edificio de las Cortes españolas. La entrada del edificio contaba con una monumental escalinata flanqueada a sus lados por dos podios. Y, originariamente, en ellos se colocaron… ¡dos farolas!
Ante la crítica por la poca representatividad de esta pareja de luminarias, se encargó al escultor Ponciano Ponzano la realización de dos leones que se colocarían detrás de las dichosas farolas. Pero como las arcas estatales atravesaban una mala situación económica, los leones se ejecutaron en yeso pintado, imitando bronce. El rápido deterioro de estos leones, debido a la calidad del material, hizo que las Cortes decidiesen su sustitución
En 1859 se encarga una nueva pareja de leones, esta vez en piedra, al escultor José Bellver. Esta segunda pareja nunca llegó a colocarse debido a las críticas que recibieron desde el inicio por su pequeño tamaño: “Parecen gatos”, decían algunos. Acabaron colocados en la puerta del Jardín de Monforte en Valencia.
El bronce de los cañones requisados al enemigo en la batalla de Wad-Ras, que puso fin a la Guerra de África en 1860, propició la materia prima para retomar un nuevo proyecto de leones para el Congreso, modelados otra vez por Ponzano pero, esta vez, para ser vaciados en bronce.
Tras una disputa para ver dónde se ejecutaba la fundición de estas esculturas, si en Francia o en España –ya que la escultura historicista en bronce en Francia atravesaba un gran momento– se decidió finalmente que la fundición de estas esculturas se ejecutaría en España y en la Fábrica de Artillería de Sevilla, que desde 1864 iba a ser dirigida por Francisco Alvear y Ward.
Los numerosos viajes al extranjero de Francisco Alvear (1847-1848, 1855 y 1859) formando parte de comisiones encargadas de estudiar los adelantos militares europeos en Francia, Gran Bretaña, Holanda, Prusia, la Confederación Germánica y Bélgica, sin duda contribuyeron a impulsar el desarrollo técnico de la Fábrica de Artillería y dotarla del conocimiento y reconocimiento para poder asumir esta tarea.
Así, finalmente, en noviembre de 1864 llegaron a Sevilla desde Madrid los moldes de yeso de las esculturas para ser fundidas en bronce con la técnica “a la cera perdida”, la misma que se utilizó en la escultura de Diego de Alvear y Ponce de León que, desde 2022, puede disfrutarse en Montilla, junto al acceso principal al Ayuntamiento.
En 1867, los leones se terminaron de fundir y cincelar. Pero tras la Gloriosa Revolución de 1868 arreciaron las críticas sobre las esculturas por haber sido realizadas reutilizando material de guerra, de modo que se retrasó su colocación. Pero los leones finalmente se instalarían en el Congreso el 26 de mayo de 1872, con Amadeo I como nuevo rey de España. La familia Alvear conserva alguna curiosa cartas y otros documentos de Francisco Alvear referentes a los leones del Congreso que serán objeto de una próxima entrega en esta misma columna.
CARMEN GIMÉNEZ ALVEAR
FOTOGRAFÍAS: J.P. BELLIDO / FUNDACIÓN ALVEAR / JOSÉ ANTONIO AGUILAR
FOTOGRAFÍAS: J.P. BELLIDO / FUNDACIÓN ALVEAR / JOSÉ ANTONIO AGUILAR
