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El Aula de Viticultura recomienda controlar los focos de oídio en los viñedos del marco Montilla-Moriles

Proteger los viñedos del marco Montilla-Moriles en el momento exacto de la floración de las cepas. Esa es la recomendación que ha lanzado el Aula de Viticultura del Consejo Regulador para tratar de prevenir la dispersión del oídio en unas semanas marcadas por la ausencia de lluvias y unas temperaturas que empiezan a aumentar de manera significativa.


La voz de alarma la ha dado el Aula de Viticultura del máximo órgano de control de los vinos cordobeses, a través del boletín que emite semanalmente la Agrupación de Producción Integrada (API), donde se advierte de los riesgos que puede generar el oídio, una enfermedad criptogámica provocada por la especie Erysiphe necator que se conoce popularmente como “blanquilla” o “cenicilla” y que ataca especialmente los pámpanos y los tallos más jóvenes de las cepas.

"El oídio es un hongo que se desarrolla en el exterior, especialmente con temperaturas de 25 a 28 grados", explicó la ingeniera agrónoma Ángela Portero, responsable del Aula de Viticultura del Consejo Regulador, quien reconoció que "la humedad ambiental también desempeña un importante papel".

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En efecto, una humedad relativa alta ayuda a la propagación del oídio, por lo que en años con una meteorología favorable, como ocurre en esta campaña 2024, podrían registrarse daños de relevancia de no atajarse a tiempo. "En las semanas más sensibles al oídio, es decir, desde el momento de la floración al cerramiento de los racimos, hay que tener las cepas protegidas", recomendó la especialista, quien aseguró que "en estos momentos, nuestras cepas presentan ya uvas con tamaño guisante".

De este modo, desde el Consejo Regulador de la Denominación de Origen Protegida (DOP) Montilla-Moriles se recomienda a los viticultores "deshojar las cepas al nivel de los racimos", ya que esta operación "facilita su aireación y la penetración del fungicida" que se empleará para combatir el oídio.

Con todo, Ángela Portero recomienda suspender los azufrados en polvo, ya que "las temperaturas están subiendo y podrían quemarse los racimos". Por ello, "para seguir empleando azufre, es mejor mezclarlo con cal en polvo". De igual modo, las aplicaciones con pulverización deben cubrir bien la vegetación y, en especial, los racimos, que se encuentran escondidos. "Es mejor tratar por las dos caras del linio, para propiciar que la pulverizadora haga un reparto homogéneo del producto", añadió.

J.P. BELLIDO / REDACCIÓN
FOTOGRAFÍA: JOSÉ ANTONIO AGUILAR

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